Amnistía Internacional (AI) en su informe, resalta cómo la población penitenciaria ha sido olvidada en todo el mundo.
Del mismo modo, indican que “las cárceles se han enfrentado a deficiencias sistémicas para frenar la propagación del virus y han aplicado medidas de control que han provocado violaciones graves de derechos humanos“.
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La organización pide que se incluya en los programas nacionales de vacunación a los millones de personas que se consumen en celdas masificadas.
AI en su informe “Olvidados tras las rejas: La COVID-19 y las prisiones” revela que, con una población penitenciaria mundial estimada en más de 11 millones de personas, en numerosos países las prisiones podrían convertirse en focos de propagación de la enfermedad.
“Numerosos presos y presas se ven en apuros para conseguir jabón, saneamiento adecuado o equipos de protección individual, mientras tienen dificultades para mantener la distancia física y reciben atención médica limitada”, indicó.
De igual manera, el organismo enfatizó que mientras la pandemia COVID-19 continúa asolando las prisiones de todo el mundo, las medidas introducidas por los gobiernos para evitar la propagación de la enfermedad han dado lugar a violaciones de derechos humanos“.
Además, indican que “como los gobiernos no publican información actualizada y fiable, es difícil determinar la cifra real de contagios de COVID-19 y de muertes relacionadas con ella”.
Por lo tanto, Amnistía Internacional insta a los Estados a que, cuando desarrollen políticas y planes de vacunación, no discriminen a las personas presas.
Asimismo, AI pide a los Estados que hagan todo lo posible por dar prioridad a la población penitenciaria en sus planes nacionales de vacunación.
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