Amnistía Internacional (AI) presentó el informe anual sobre la situación de los derechos humanos en 149 países, en el cual la organización pone de manifiesto los casos de “represión” e “impunidad” en Nicaragua.
De igual manera, el organismo lamenta que esa situación se haya acentuado con la crisis sanitaria en el país centroamericano.
La directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas, manifiesta que en Nicaragua, en el transcurso de dos semanas a principios de junio, al menos 16 trabajadores de la salud fueron despedidos tras expresar su preocupación por la falta del equipo de protección personal (EPP) y la respuesta estatal a la pandemia.
Del mismo modo, la investigadora para Centroamérica, Astrid Valencia, compartió en su red social que el organismo denuncia las detenciones arbitrarias, las graves agresiones a la libertad de expresión reunión y asociación, las violaciones a los derechos de los pueblos indígenas y al derecho a la salud.
Sobre #El Salvador mostramos las consecuencias de las medidas implementadas en el contexto del COVID-19, el ambiente hostil en cual organizaciones de DDHH y periodistas ejercen su labor. Así como los retos en materia de justicia transicional y derechos de las mujeres.
— Astrid Valencia (@Astrid_valp) April 7, 2021
AI, destaca que la pandemia mundial ha puesto al descubierto el terrible legado de políticas deliberadamente divisivas y destructivas que han perpetuado la desigualdad, la discriminación y la opresión y han allanado el camino para la devastación provocada por el COVID-19.
En el Informe 2020/21, Amnistía Internacional, ofrece un análisis exhaustivo de las tendencias de los derechos humanos a nivel mundial en 2020.
La organización describe a las personas que ya están más marginadas, incluidas las mujeres y los refugiados, como las que soportan los efectos devastadores la peor parte de la pandemia, como resultado de décadas de decisiones políticas discriminatorias por parte de los líderes mundiales.
Los trabajadores de la salud, los trabajadores migrantes y los del sector informal, muchos de ellos en la primera línea de la pandemia, también han sido traicionados por sistemas de salud desatendidos y un apoyo económico y social desigual. La respuesta a la pandemia global ha sido socavada aún más por líderes que han explotado despiadadamente la crisis y han armado el COVID-19 para lanzar nuevos ataques contra los derechos humanos, dice la organización.
En la misma línea, la nueva secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, enfatizó que la pandemia del COVID-19 ha expuesto y profundizado brutalmente la desigualdad tanto dentro como entre países.
Además, resaltó el asombroso desprecio que nuestros líderes tienen por nuestra humanidad compartida.
“Nos enfrentamos a un mundo en desorden. En este punto de la pandemia, incluso los líderes más engañados lucharían por negar que nuestros sistemas sociales, económicos y políticos están quebrados”, subrayó.
El informe destaca un marcado aumento de la violencia de género y doméstica con muchas mujeres y personas LGBTI que enfrentan mayores barreras para la protección y el apoyo debido a las restricciones a la libertad de movimiento; falta de mecanismos confidenciales para que las víctimas denuncien la violencia mientras están aisladas con sus abusadores, y capacidad reducida o suspensión de los servicios.
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