Punto de Vista – Adolfo Miranda Sáenz
El Papa Francisco ha sido atacado hasta de “comunista” por su encíclica “Fratelli tutti” (Hermanos todos) llamando a construir juntos un mundo más fraterno y justo. Lo atacan quienes se molestan por sus enseñanzas sobre las riquezas, la propiedad privada y el derecho de todos a tener las mismas oportunidades. Pero nunca Francisco ha enseñado nada nuevo. Él enseña lo mismo que enseñó Jesucristo, los apóstoles, los Padres de la Iglesia, el Concilio Vaticano II y las encíclicas sociales desde León XIII hasta Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. ¿Hay que condenar como “comunistas” desde Jesucristo hasta el papa Juan Pablo II? Más bien creo que muchos necesitan estudiar la doctrina social de la Iglesia, lamentablemente poco conocida, ignorada por la mayoría.
La doctrina cristiana se resume en amar a Dios y amar al prójimo. Lo dijo Jesús (Mateo 22.36-40). Si amamos al prójimo no podemos ser indiferentes ante la pobreza, la injusticia, la discriminación de cualquier tipo, la violación de los derechos humanos, la salud para todos y el acceso a los bienes de este mundo. Si no, ¡simplemente no somos cristianos! Jesús dice que seremos juzgados por lo que nos importe o no que los hambrientos coman, los sedientos beban, los que necesitan ropa (u otros bienes) los obtengan y si nos preocupamos o no por los más necesitados como los migrantes, los enfermos y los presos (Mateo 25.1-46).
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Jesús no se refiere solo a dar limosnas o hacer aisladas obras de misericordia. No es que hacerlo sea malo, pero no debemos reducir las palabras del Señor a nuestra comodidad. El compromiso cristiano es procurar que no haya hambre, personas sin acceso al agua, personas que carecen casi de todo, enfermos sin medicina, migrantes maltratados, violaciones a los derechos humanos y destrucción del medio ambiente que implica atentar contra la vida.
La doctrina social de la Iglesia sostiene firmemente el principio fundamental del “destino universal de los bienes” creados por Dios para todos, no para acaparamiento de algunos y carencia para otros, lo cual implica regulaciones a la propiedad privada. Leamos lo que dice San Pablo VI: ”El principio del destino universal de los bienes, creados para todos, es el primer principio de todo el ordenamiento ético-social. Todos los demás derechos sobre los bienes necesarios para la realización integral de las personas, incluidos el de la propiedad privada, no deben estorbar, sino facilitar su realización” (Populorum progressio).
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San Juan Pablo II fue categórico: “Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad.” – “Sobre toda propiedad privada recae una hipoteca social” (Laboren exercens – Sollicitudo rei sociales).
¿Se cumple la voluntad de Dios en cuanto al “destino universal de los bienes”? Evidentemente no: menos del 1% posee la mitad de toda la riqueza del mundo y hay 1.300 millones de seres humanos en la miseria (Global Wealth Report y PNUD). ¿Es “comunista” Francisco por hacer un llamado a nuestras conciencias ante esta realidad? Por supuesto que no.
El Papa Francisco no está contra la empresa privada. Ha expresado que “la actividad de los empresarios es una noble vocación orientada a producir riquezas y a mejorar el mundo para todos. Dios espera que desarrollemos las capacidades que nos dio para hacer crecer los bienes y aumentar la riqueza. Estas capacidades de los empresarios tendrían que orientarse al desarrollo de las demás personas y a la superación de la pobreza, mediante la creación de fuentes de trabajo”, lo cual implica, también, salarios y prestaciones justas, y trato digno. Creación de riquezas no solo para el uso y disfrute de los empresarios, sino canalizando recursos vía impuestos, fundaciones y otras organizaciones, para servir al bien común.
Excelente.El Papa Francisco es un verdadero Pastor de una Igkesia pobre y humilde y no le gustsn las injusticias ni los privilegios.El no es un Príncipe es el Obispo de Roma.Muchos se han rasgado las vestiduras como los Fariseos