No siempre es verdad lo que parece

Si me permiten una referencia personal, quisiera decir que durante los años que practiqué la profesión de abogado, incluso como juez del crimen, conocí casos en que todo indicaba que una persona era culpable de un delito, pero posteriormente resultó ser inocente; así como otros en que algunos aparentaban ser inocentes siendo culpables. Aprendí a no creer de primas a primeras lo que parece evidente y no formarme una opinión sin antes tener todos los elementos del caso y analizar todas las posibilidades para llegar a una convicción.

Casos como los que conocí se dan frecuentemente en todo el mundo. Muchas personas inocentes son condenadas y muchos culpables son declarados inocentes, porque no siempre es verdad lo que parece. Incluso personas condenadas a muerte fueron ejecutadas y después se comprobó que eran inocentes; muy tarde, por supuesto. Aprendí que ante la duda es preferible absolver a un culpable que condenar a un inocente. Conocer esta realidad no solo me motivó a dudar razonablemente en casos legales, sino en todos los asuntos de la vida.

Creo que debemos evitar formarnos una opinión o aceptar como verdad algo sin primero conocer todas las versiones y obtener todas las evidencias. Aunque en esta vida no siempre podemos estar seguros de nada en forma absoluta, debemos tratar de acercarnos a la verdad de la manera más razonable posible. En los jurados celebrados con el antiguo procedimiento penal, el juez instruía al jurado pidiéndoles examinar todo objetiva e imparcialmente para formarse “una íntima convicción”. En algunos países a los jurados se les pide absolver al acusado si a pesar de todas las evidencias en su contra existiera una “duda razonable”.

Con mucha facilidad creemos que algo es cierto “porque todo el mundo lo dice”. Pocas veces analizamos objetiva e imparcialmente todos los elementos para llegar a una íntima convicción; no escuchamos otras versiones ni nos preocupamos por ver si hay lugar a alguna duda razonable. Con frecuencia pesan más nuestros sentimientos que nuestra razón, nos guiamos más por nuestras simpatías y antipatías que por los hechos para formarnos una opinión y emitir un juicio sobre algo o alguien. Y a veces hasta destruimos así la reputación de otras personas injustamente.

Cuando la tecnología moderna mediante las redes sociales nos inunda de “información” en nuestras computadoras, tabletas y celulares, además de los medios de comunicación formales, nos cae una aplastante lluvia de mensajes de fuentes de todo tipo, muchas poco confiables por dos razones. La primera es que algunos, auto llamándose “comunicadores”, nos hacen llegar mensajes engañosos en las redes sociales, porque no están tratando de informarnos objetivamente sino compitiendo por ganarnos como “seguidores” o para que les demos un “like”, pues así obtienen más anunciantes, y entre más anunciantes obtienen más dinero ganan. Para conquistarnos usan el sensacionalismo, el alarmismo, manipulan nuestra curiosidad y crean falsas urgencias, lo cual los aleja de la objetividad y de la verdad.

La segunda es que caemos en la trampa de quienes libran una guerra ideológica en las redes. Para simplificar hablemos de dos grandes grupos (aunque hay más): derechistas e izquierdistas. Un supuesto comunicador de esos tratará de hacernos creer como verdad absoluta todo lo que vaya a favor de su ideología y a rechazar como falso todo lo que favorezca a la ideología contraria. En vez de estar ante un medio de comunicación objetivo que nos informe los hechos tal cual son y nos dé las opiniones de sus comentaristas sin disfrazarlas de otra cosa que no sea más que “una opinión”, caemos en la trampa “pro algo” o “anti algo”. Ellos no informan; lo que hacen son ardientes “campañas”.

https://youtu.be/SK9KGTxmEjg

Debemos saber escoger cómo informarnos en fuentes profesionales, objetivas, no tendenciosas. Aunque incluso, lo recibido de los medios de comunicación serios, responsables, debemos recibirlo también con sentido crítico, examinándolo todo.

El autor es abogado y comentarista de temas políticos y religiosos
www.adolfomirandasaenz.blogspot.com

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