Punto de Vista – Adolfo Miranda Sáenz
Hay extremistas que se oponen al diálogo de la oposición con el gobierno, a una solución política de la crisis nacional y a cualquier tipo de elecciones aunque sean libres. Prefieren un camino que peligrosamente colinda con la violencia. Posiciones peligrosas que no llevan a alguna solución a corto ni mediano plazo y causarían demasiadas muertes, dolor y hambre para el pueblo. Los gobiernos democráticos de América y Europa no apoyan ese tipo de actividades, pero existen en el mundo desde carteles y mafias hasta gobiernos inescrupulosos en ciertos países, capaces de todo para dominar un territorio como Nicaragua. No se puede saber en manos de quién podemos caer por ese camino.
Los amigos internacionales que quieren ayudarnos a vivir en paz, con democracia y libertad, promueven una solución pacífica mediante el diálogo entre la oposición y el gobierno para negociar las condiciones necesarias para resolver nuestra situación mediante elecciones libres, con el cumplimiento de los acuerdos surgidos de ese diálogo más los acuerdos suscritos en diálogos anteriores aún pendientes de ser cumplidos. En esa línea se pronuncian el Parlamento y la Comisión Europea, así como las diferentes resoluciones y el proyecto de resolución a discutirse próximamente por la OEA. Es la línea de gobiernos amigos como los de Estados Unidos y Canadá.
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Ante las posiciones extremistas que inundan las redes sociales metiendo mucha bulla, aunque son una minoría, hay políticos opositores que se vuelven temerosos de sufrir las descalificaciones y ataques que caracterizan a los radicales. En lugar de ver cómo la mayoría del pueblo quiere precisamente diálogo y elecciones libres, siempre y cuando se cumplan las condiciones previas necesarias. Así lo revelan varias encuestas reconocidas por su seriedad y credibilidad.
No creo que sea imposible que Daniel Ortega acceda a una solución pacífica de la crítica situación política, social y económica en que vivimos. Es una persona mayor que para las elecciones del 2021 tendrá 76 años de una vida agitada y dura, con problemas de salud propios de su edad, agravados por una enfermedad seria que, aunque no se sabe nada de ella a ciencia cierta, es “vox populi” que la padece. Las presiones nacionales e internacionales seguramente le causan un estrés que agrava su salud. No descarto que acceda a dejar el poder por una vía pacífica, antes que dejar un vacío de poder si por alguna razón fuera impedido de seguir ejerciéndolo. Además, bien sabe que si no se celebran elecciones libres el gobierno no será reconocido, recibirá más aislamiento y condenas, y Nicaragua quedaría más empobrecida y sin futuro.
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Él tiene un liderazgo fuerte entre sus seguidores y simpatizantes. Es querido y seguido fielmente por su gente, pero por ser él, por su persona; y ese cariño y fidelidad de su gente no lo tendría alguna otra persona que pudiera reemplazarlo. Los danielistas y el ejército no arriesgarán su futuro, ni el de sus familias, para que alguna persona se mantenga en el poder ilegítimamente, contra la voluntad popular y las presiones internacionales, cuando él ya no esté.
Por la seguridad de su familia y la sobrevivencia de su partido, por el bien de su propia gente, creo que es posible que Daniel Ortega razone sensatamente y acceda a celebrar elecciones libres, y de perderlas (que sin duda es lo más probable) entregar el poder pacíficamente. Tienen más que perder él, su familia y su partido, si no se celebran elecciones libres en el 2021.
Considerando esto, la oposición debe unirse y prepararse para un diálogo y un proceso electoral, sin más dilaciones y sin temores.
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