“Mala suerte… o buena suerte… ¿quién sabe?”

En la antigüedad, hace muchos años, había en China un buen hombre trabajador que tenía un caballito a quien quería mucho. Un día su caballito se internó en el bosque y desapareció. Lo buscó día y noche durante una semana, pero no apareció. La gente del pueblo era muy unida entre sí y llegaron todos a su casa para expresarle su pesar por la pérdida de su caballito. El hombre dijo… Mala suerte o buena suerte… ¿quién sabe?
Días después apareció su caballito trayendo con él toda una manada de lindos caballos y yeguas.
La gente del pueblo entonces llegó a felicitarlo por tan valiosa adquisición. El hombre dijo… Mala suerte o buena suerte… ¿quién sabe?
Pasaron varias semanas y su hijo decidió domar uno de los briosos nuevos caballos. Pero éste relinchó tanto que el joven se cayó y se quebró una pierna. La gente del pueblo llegó a expresarle su pesar por el accidente de su hijo. El hombre dijo… Mala suerte o buena suerte… ¿quién sabe?
Unos meses después el Emperador decidió que llamaría al servicio militar a todos los jóvenes del imperio. Cuando llegaron a reclutar a su hijo no se lo llevaron porque tenía una quebradura en la pierna. Los vecinos entonces llegaron a felicitarlo por tener a su hijo en casa sin correr peligro en el servicio militar. El hombre dijo… Mala suerte o buena suerte… ¿quién sabe?
Al finalizar su servicio militar los jóvenes de aquel pueblo se habían ganado el aprecio del emperador por su gran capacidad y heroísmo, los nombró generales imperiales y les dio a sus hijas, unas bellas princesas, como esposas.
Los vecinos del pueblo fueron donde aquel buen hombre a expresarle su pesar de que su hijo no fuera reclutado al servicio militar y se perdiera de esos privilegios. El hombre dijo… Mala suerte o buena suerte… ¿quién sabe?
Al año siguiente Japón invadió a China y todos los generales imperiales murieron en combate. Todo el pueblo fue donde el hombre a felicitarlo porque su hijo se había salvado porque no fue nombrado general imperial. El hombre dijo… Mala suerte o buena suerte… ¿quién sabe?

En la vida se presentan cosas buenas y malas… pero no podemos saber que nos depara el futuro… de algo bueno puede resultar algo malo… y de algo malo puede resultar algo bueno. Entonces no nos lamentemos, no reneguemos, no nos aflijamos, ni maldigamos, ni reclamemos, ni nos amarguemos por las cosas malas que nos pasen. Porque no sabemos qué cosas buenas podrían resultar de ellas, aunque ahora nos parezca que sea lo peor que nos pueda pasar. Mala suerte o buena suerte… ¿quién sabe? Igualmente, disfrutemos de lo bueno y agradezcamos a Dios por eso. Pero no nos aferremos a nada porque en esta vida todo cambia, todo pasa, todo se acaba y todo renace. ¿Quién sabe? Vivamos cada momento aceptando nuestra realidad con todo lo bueno y con todo lo malo que tiene. Vivamos felices y tranquilos hoy. Día a día. Mañana… ¿quién sabe?

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