El Papa Francisco abandonó este sábado el hospital Gemelli de Roma en el que permanecía ingresado desde el pasado miércoles a causa de una bronquitis que fue tratada con antibióticos en infusión, por vía intravenosa.
A su salida, preguntado por su estado de salud, respondió entre risas: “Estoy todavía vivo”.
Tras recibir el alta, el pontífice argentino abandonó el hospital a bordo de un utilitario y, a su salida, llegó a bajar al coche ayudado por un bastón, para saludar a los fieles y agradecer a los periodistas que han informado sobre su salud.
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El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, ya anticipó el viernes que Francisco saldría el sábado del hospital con el beneplácito de los médicos que lo atendieron.
Ya desde el primer día hospitalizado su salud constató una “mejoría”, tal y como aclaró Bruni en ese entonces.
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