La libertad de los presos abre nuevas oportunidades

Adolfo Miranda Sáenz

La libertad de los presos por causas vinculadas a la política, independientemente del tema de la nacionalidad, es sin duda un motivo de alegría para ellos mismos, sus familiares y amigos, y también es recibida con agrado por todos los nicaragüenses sin diferencias; es decir, tanto por opositores como por los políticamente indiferentes y también por algunos simpatizantes del gobierno, porque crea un clima de mayor distensión y tranquilidad que permite oportunidades positivas para el país.

Aunque el gobierno de Nicaragua ha subrayado que fue su propia decisión sin que mediara ninguna negociación, y el gobierno de Estados Unidos ha dicho que así fue, éste también ha dicho que celebra su liberación y la considera un paso positivo que permitiría avanzar hacia mejores relaciones con el gobierno de Nicaragua, a pesar de expresarse en contra de la decisión de desconocerles la nacionalidad. Otros gobiernos de países europeos y latinoamericanos han declarado lo mismo.

Todos sabemos que la liberación de estos presos ha sido lo principal que se había pedido al gobierno por parte de la oposición y por los gobiernos de Estados Unidos, Europa y otros países. Gracias a Dios ya están libres, independientemente del tema de la nacionalidad.

La acción de liberarlos quitó un obstáculo y ofrece una buena oportunidad de avanzar hacia un mejor entendimiento entre los nicaragüenses y unas mejores relaciones entre el gobierno de Nicaragua y el de Estados Unidos y otros países con quienes las relaciones no han sido buenas.

A los Estados Unidos no les conviene tener en el corazón del continente un gobierno hostil o como quieran calificarlo. Y a Nicaragua le conviene tener buenas relaciones con su natural y principal socio comercial y la potencia económica más cercana. Pueden y deben dialogar y empezar por aquellos temas de interés común como es el narcotráfico, la delincuencia y la migración que implica consecuencias humanitarias negativas. Y asegurar el voto positivo de Estados Unidos en el financiamiento de proyectos nicaragüenses para bien del pueblo en los organismos internacionales. No tendría Nicaragua por eso que dejar de ser amiga de todos los demás países del mundo.

El gobierno debe invitar a un diálogo a la empresa privada, no solo al sector afín al gobierno, y restablecer una comunicación positiva y permanente para concertar las políticas económicas y atraer inversiones. También el gobierno y la Conferencia Episcopal, para contribuir a una mayor tranquilidad y sosiego en nuestra patria, deben abrir canales de comunicación más cercanos y mutuamente respetuosos, al más alto nivel, y superar las tensiones que subsisten.

El sector moderado de la verdadera oposición (no los pequeños partidos parlamentarios) debería considerar un diálogo con el gobierno, que no tiene que ser para que el gobierno deje de ser gobierno, sino para crear mejores condiciones políticas; porque la oposición no existe solo para aspirar a sustituir al gobierno, sino también para ayudar a crear mejores condiciones políticas, democráticas, sociales, económicas e influir para que el país marche mejor en todo sentido.

Una oposición sensata sabe asumir que no se puede lograr siempre el 100% de sus aspiraciones, pero puede lograrse una buena parte; y si el gobierno comprende que ese tipo de oposición es un adversario, no un enemigo, Nicaragua podría beneficiarse enormemente. Pero se necesitaría que el gobierno facilite regresar con garantías a los empresarios y a los políticos opositores moderados que están fuera.

Todo puede arreglarse porque “hablando se entiende la gente”. Ojalá sepamos aprovechar esta buena oportunidad que se ha dado para hablar y buscar acuerdos siendo realistas y prácticos. Aunque sectores extremistas critiquen la sensatez como pactismo, colaboracionismo o traición, hay que valorar que el bien de Nicaragua está por encima de las actitudes extremistas que ya sabemos, por dolorosas consecuencias, a qué tragedias conducen. La “mayoría silenciosa” de nicaragüenses apoyaría este camino de sensatez por el bien de Nicaragua.

El autor es comentarista de temas políticos, sociales y religiosos.
www.adolfomirandasaenz.blogspot.com

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