El Libro

Querida Nicaragua, el Día del libro fue instituido en el año 1995 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para promover la lectura y estimular la creación y difusión de los libros en el mundo.

Según leí, se escogió la fecha como para honrar la memoria de don Miguel de Cervantes Saavedra, autor del inmortal Don Quijote de la Mancha, del genial escritor inglés William Shakespeare y del magnífico escritor peruano e hispanoamericano, el inca Garcilaso de la Vega, y de muchos otros genios literarios de todos los tiempos, entre los cuales podemos contar a don Rubén Darío, como príncipe de las letras castellanas y a tantos clásicos del siglo IXX como Víctor Hugo.

En realidad, de verdad, el Libro no podrá ser sustituido por nada ni por nadie. Muchos piensan que actualmente teniendo a mano la maravilla de las computadoras y el internet, ya no hay necesidad de comprar libros, pues todo se puede encontrar en esa gran biblioteca mundial que tenemos a mano, sin embargo, nada podrá ser más cómodo y placentero que leer un buen libro sentado en una butaca de día o de noche pudiendo profundizar ampliamente en la lectura y con la ventaja de poder regresar a la página anterior para revisar lo leído.

Muchos dirán que eso se puede hacer perfectamente bien en un Kindle, que es un pequeño computador muy portable del tamaño de un libro, donde uno puede leer cualquier cantidad de libros, escoger la letra pequeña o grande, volverse a las páginas de atrás o ir a las páginas de adelante y luego regresar al punto en que va leyendo, y es cierto, yo tengo un Kindle que me obsequiaron mis nietos y he releído parte del Quijote, parte de Martín Fierro, los Cantos de Vida  y Esperanza de Rubén Darío, y otras muchas obras.

Pero, sigo prefiriendo mis libros, primero porque no me cansan los ojos, no me irritan la vista como la computadora o como el Kindle, estoy más cómodo leyendo mi libro, el que puedo cerrar en cualquier momento y abrirlo con gran facilidad sin necesidad de buscar de nuevo en cualquier aparato electrónico el título que estaba leyendo.

Aquellos que han leído alguna obra que luego aparece en la pantalla de los cines como El Padrino, de Mario Puzo, o La Casa de los Espíritus de Isabel Allende, se habrán dado cuenta que por muy bella que sea la película, el libro siempre la supera, por qué, porque el libro ejercita la mente y le da al lector la oportunidad de imaginar al personaje y escenario que se desarrolla, no así la película, que se lo presenta todo hecho a la medida del director de cine y sin la oportunidad de imaginar nada o reflexionar, como si se puede hacer frente a un libro abierto.

Creo que el libro seguirá siendo indispensable e insustituible. Ningún medio electrónico ni satelital, por muy milagroso que parezca, podrá sustituir el placer de leer un buen libro, una novela como los miserables de Víctor Hugo o Crimen y Castigo de Dostoyevski, o cualquiera de los Cuentos de Kafka, o los versos de Neruda, de Cesar Vallejos, de Rubén, de Salomón, o Alfonso, para hablar un poco de lo nuestro, o una buena novela de Gioconda Belli, o de Sergio Ramírez.

Yo celebro el Día del Libro con júbilo porque siempre tengo en mi mesa de noche, un libro por leer, o que estoy leyendo, y sobre todo el libro de los libros La Biblia, nada menos que la palabra de Dios.

¡La lucha sigue y la patria vive!
Buenos días y buenas noches Nicaragua

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