Monseñor Rolando José Álvarez en la Santa misa desde la parroquia San Juan Pablo II Dipilto manifestó que él meditaba si en estos tiempos (fin de año) los nicaragüenses deben estar alegres, ya que, a criterio del religioso este es un pueblo sufrido.
“Somos un pueblo sufrido, cruelmente, por los estragos de la pandemia, con hermanos contagiados por el COVID19 y muchos que ya no están físicamente con nosotros. Un pueblo sufrido porque hermanos nuestros han migrado forzosamente del país, porque nuestra tierra que es bella y preciosa, por el egoísmo y la ambición de los poderosos no les ha ofrecido un futuro digno y estable para ellos y sus hijos. Un pueblo sufrido por hermanos nuestros privados de libertad y que padecen el miedo ante situaciones adversar, ¿Podemos estar alegres?”, cuestiona Álvarez.
La respuesta a esta interrogante, según el religioso, debe ser un sí, “un nicaragüense puede y debe estar alegre”, dice Monseñor.
“La respuesta es totalmente clara rotunda y radical, si, podemos y debemos estar alegres, porque nuestra alegría brota del Señor. Nuestra alegría no brota de circunstancias de eventos, situaciones coyunturales. Es decir, que nuestra alegría no depende de un suceso que pasó y que desapareció, son alegría validas pero momentáneas”, refiere.
En este 2021 Nicaragua vivió una vez más situaciones políticas-sociales que vienen aconteciendo desde el año 2018, como encarcelamiento de opositores; precandidatos presidenciales, exilio de muchos nicaragüenses, entre ellos periodistas independientes.
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A pesar de todo ello, la iglesia siempre ha enviado un mensaje de fe y de esperanza; además de respaldo a cada una de las familias afectadas por las situaciones antes mocionadas.
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