El Pentágono admite que ataque con uno de sus drones mató por error a civiles y no a miembros de ISIS

Kenneth McKenzie, jefe del Mando Central de EE.UU., durante una conferencia.

Kenneth McKenzie,  jefe del Mando Central de Estados Unidos, confesó este viernes durante una conferencia de prensa que ataque con uno de sus drones contra un vehículo mato a 10 civiles afganos entre ellos siete niños y no a miembros del grupo terrorista ISIS. “El ataque fue un error trágico”, dijo McKenzie.

En primera instancia las autoridades estadounidenses alegaban que el automóvil conducido por miembros de ISIS se dirigía al aeropuerto internacional de Kabul, con intenciones de realizar un atentado donde permanecían las tropas norteamericanas. Sin embargo en el interior del automóvil se encontraba un trabajador humanitario de nombre Zemerai Ahmadi, de 37 años y su familia.

“Ahora estoy convencido de que hasta 10 civiles, incluidos hasta siete niños, murieron trágicamente en ese ataque”, comentó el funcionario, expresando sus disculpas y mas sinceras condolencias a las familias dolientes.

McKenzie aseguró estar convencido de que es “poco probable que el vehículo y los que murieron estuvieran asociados con ISIS-K, o una amenaza directa para las fuerzas estadounidenses”.

El ataque contra el vehículo se llevo a cabo el pasado 29 de agosto, en respuesta de Washington a los ataques de ISIS en el aeropuerto de Kabul que dejo la muerte de barios civiles y trece soldados estadounidenses.

En ese entonces los oficiales del Pentágono estaba seguros que el objetivo había sido un terrorista que preparaba atentados contra las tropas estadounidenses en Afganistán, sin embargo medios de comunicación revelaron que en realidad se trataba de un empleado de una organización humanitaria estadounidense. 

“Ahora estoy convencido de que hasta 10 civiles, incluidos hasta siete niños, murieron trágicamente en ese ataque”, concluyó Kenneth McKenzie.

El secretario de Defensa, Lloyd Austin, también pidió perdón por lo ocurrido y calificó de “horrible error”, los acontecimientos.

“Sabemos que no había ninguna conexión entre el señor Ahmadi y el Estado Islámico del Gran Jorasán, que sus actividades aquel día eran completamente inofensivas y de ninguna manera relacionadas con la inminente amenaza que creíamos que estábamos afrontando”, agregó.

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