¿Catolicismo de Trento o del Vaticano II?

XXI concilio ecuménico de la iglesia católica. Apertura de la segunda sesión en 1963.

Andrea Riccardi es un laico católico italiano, historiador y fundador de la Comunidad de Sant’Egidio para la asistencia social. Ha recibido reconocimiento mundial por su humanismo y lucha por la paz. Su último libro, “La iglesia arde: crisis y futuro del cristianismo”, aborda el debate entre los católicos que, animados por el Papa Francisco, impulsan las renovaciones emanadas de la letra y del espíritu del Concilio Vaticano II —todavía no totalmente realizadas— y los nostálgicos que quisieran regresar al catolicismo del Concilio de Trento del siglo XVI.

Hay quienes sostienen que los templos católicos de Europa y EE. UU. están quedando vacíos porque la Iglesia ha perdido muchas de sus tradiciones, pompa y rigorismo de antaño, adoptando una laxitud y simplicidad que la debilita. Otros dicen que más bien porque no ha sabido responder ante los nuevos descubrimientos de la ciencia y las necesidades de los fieles en los tiempos modernos, sumado a los escándalos financieros y sexuales en que se han involucrado algunos clérigos.

Escándalos —magnificados por los enemigos de la Iglesia— lamentablemente se dan y hacen daño. A pesar de ser una institución divina la Iglesia está formada por pecadores. San Pablo dice que todos hemos pecado y San Juan previene que quien afirma no ser pecador dice que Dios miente (cf. Romanos 3,23. 1 Juan 10). Se cometieron pecados durante las Cruzadas, en los escándalos de la Edad Media, en la Inquisición, y hoy se sigue pecando. Mucho trabajo le ha costado al “Papa de la Primavera”, Francisco, limpiar la corrupción desde el Vaticano para abajo y ejercer cero tolerancia ante los delitos sexuales.

Sobre las renovaciones recordemos que San Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II expresando la necesidad del “aggiornamento” (puesta al día) y de abrir las ventanas para que “entre aire fresco”; para que, desde nuestra fe, podamos dar respuestas adecuadas al mundo moderno. Un “mundo” condenado por Trento como enemigo, junto con el demonio y la “carne”  (entendida como nuestra tendencia al pecado, no solo al sexo como algunos enfatizan).

El sacerdote y teólogo español Jesús Martínez Gordo se pregunta por qué algunos siguen practicando  las autoritarias condenas al “mundo”, tan comunes antes del Vaticano II, si el “mundo”, con sus conocimientos y con sus formas de vida, no es un lugar de “perdición” sino de “encuentro con Cristo”.

¿Se puede renovar la Iglesia, como quería San Juan XXIII? En “La Sal de la Tierra” Benedicto XVI reconoce que en nuestra doctrina existe una “jerarquía de las verdades”, que las verdades definitivas son pocas y que aún en los dogmas pueden encontrarse nuevas perspectivas (cf. Catecismo Nos. 84-90).

Los obispos alemanes con representantes del clero y laicado desarrollan un “camino sinodal” (sínodo significa caminar juntos) analizando propuestas que permitan revisar el celibato sacerdotal, la doctrina sexual, el papel de las mujeres en la Iglesia, la elección de los obispos, el ejercicio de la autoridad y mucho más. El papa Francisco los “ha animado” a seguir discutiendo “abierta y honestamente las cuestiones planteadas” y formulando las “recomendaciones que permitan una renovación”. Los invita a que sus aportaciones contribuyan a la preparación del Sínodo de obispos de 2023, convocado por él mismo.

Los nostálgicos no quieren saber nada de renovaciones o sínodos de bautizados donde el pueblo de Dios sea escuchado, porque no quieren renunciar al autoritarismo vertical  ni a prácticas y tradiciones anacrónicas con estructuras más parecidas a la Roma imperial que a la Iglesia de los primeros tres siglos. ¿Arde la Iglesia con el papa Francisco? ¡Qué bueno! Esas discusiones pueden parecer llamaradas, pero el fuego purifica. Hay quienes tratan de detener el impulso sinodal y la renovación que impulsa “el Papa de la Primavera” con un nuevo “aggiornamento” ante los nuevos conocimientos científicos y nuevas perspectivas doctrinales de teólogos que no están anclados en Trento.

Punto de Vista con Adolfo Miranda Saenz

Un artículo de opinión elaborado por Adolfo Miranda Sáenz.

3 comentarios en ¿Catolicismo de Trento o del Vaticano II?

  1. la mafia del vaticano asesino al papa Juan Pablo I……fue envenenado por su intencion de reformar la iglesia de Cristo…..esto esta censurado…..ni hablar de eso. los negocios del vaticano y su banco ….. eso es otro rollo que se tienen con los gobernantes …etc ademas de la idolatria la santeria y la falta de educacion para con el pueblo sumido en la pobreza y la ignorancia…..la iglesia de los ricos? es un negocio sucio. la persepcion del pueblo es muy negativa ….

  2. ¿Por qué está dividida la Iglesia?

    LAS divisiones en el seno de la iglesia católica son tan ostensibles que seguramente habrá muchos católicos sinceros que se sientan como el apóstol Pablo cuando escribió a los cristianos corintios, que se hallaban divididos entre sí: “He sabido […] que existen discordias entre vosotros. […] ¿Está dividido Cristo?”. (1 Corintios 1:11, 13, Biblia de Jerusalén.)

    Muchos católicos practicantes saben muy bien que el cristianismo no debe ‘dividirse’. Los católicos, más que la mayoría de otras personas que se consideran cristianas, son conscientes de la unicidad de la verdadera religión cristiana. Ellos han creído que en la iglesia católica ha existido la clase de unidad propia de la adoración verdadera. Han considerado que el protestantismo es una mezcla confusa de religiones contradictorias. La iglesia católica ha sido para ellos el símbolo de la estabilidad y, sobre todo, de la unidad. Pero ahora están confusos.

    ¿Por qué está dividida la Iglesia?

    La iglesia católica se divide hoy en el ala izquierda progresista, la derecha tradicionalista y la corriente mayoritaria que emana del Concilio Vaticano II. Muchos católicos del ala izquierda liberal predican hoy diversas teologías de liberación que justifican la revolución política. Algunos están muy próximos a adoptar los puntos de vista marxistas y hasta justifican la revuelta armada. Sin embargo, el fundador del cristianismo les dijo a sus discípulos: “No sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo”. “Mi Reino no es de este mundo.” (Juan 15:19; 18:36, Biblia de Jerusalén.)

    Los tradicionalistas defienden las tradiciones de concepción humana y una liturgia latina que no tuvo su origen en tiempos bíblicos, ya que el idioma que hablaron los cristianos primitivos fue el griego, no el latín. Además, ¿acaso su misma intolerancia y agresividad no desmienten su pretensión de ser cristianos? Henri Fesquet, ex columnista religioso del diario francés Le Monde, escribió: “El espectáculo de los cristianos [católicos] satirizándose unos a otros y peleando entre sí por apoderarse de los lugares de culto es un testimonio adverso que solo puede volverse contra ellos. ¿De qué sirve predicar la luz en nombre del evangelio si nuestros actos desmienten nuestras palabras?”.

    Jesús les dijo a los fariseos: “Habéis anulado la Palabra de Dios por vuestra tradición”. (Mateo 15:6, Biblia de Jerusalén.) Hay muchos católicos sinceros que piensan igual respecto a los tradicionalistas de la actualidad.

    Tanto los progresistas como los tradicionalistas (por razones opuestas) creen que el Concilio Vaticano II ha convertido a la gran mayoría de los católicos en una masa insulsa y displicente. En una entrevista al filósofo católico francés Jean Guitton, miembro de la Academia Francesa, los autores Puyo y Van Eersel resumieron las impresiones del filósofo en estos términos: “El credo católico, la esencia de la Iglesia, se está rompiendo en pedazos de signo contradictorio: los fieles más celosos se dedican ahora exclusivamente a la política, los jóvenes cristianos [católicos] tienen relaciones sexuales premaritales sin preocuparse, nadie sabe cómo aplicar las conclusiones del Concilio [Vaticano II] correctamente y todo el pueblo de Dios va a la deriva”.

    Se entiende, por lo tanto, por qué los católicos sinceros se preguntan: “¿Por qué está dividida mi Iglesia?”. La respuesta es: porque ninguno de sus varios segmentos reconoce la Biblia como la autoridad única y auténtica que define la posición que los cristianos verdaderos deben adoptar en toda materia. En consecuencia, están divididos por diversas teologías e interpretaciones de la tradición.

  3. Radio Corporación, puedo ponerlos en contacto con un sacerdote tradicionalista que reza la misa en latín y que pertenece a una institución católica que mantiene viva toda la Tradición de la Iglesia. ¿les interesaría entrevistarlo?

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