El contexto de Nicaragua mantiene en vilo a cualquier persona que esté interesada en el restablecimiento de las garantías ciudadanas. Las expectativas incrementan a diario con la transgresión a los derechos humanos de Ortega, y la presión internacional.
La presión política sobre el Gobierno de Ortega se intensifica cada vez más, y en consecuencia, él responde coartando las libertades públicas. Este cara a cara y especie de juego de “ajuste de tuercas” expone a Nicaragua a dos posibles escenarios inminentes.
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Por un lado, la Unión Europea y los Estados Unidos confrontan directamente a Ortega, aplican sanciones o advierten severamente la responsabilidad que conllevarían sus acciones, y por otro, la Asamblea Nacional propone leyes que alertan a los nicas.
El primer escenario
Este sería que Ortega ceda y de oportunidad a que se desarrollen elecciones libres, transparentes y observadas. Esa sería la solución a la problemática de la nación, sin embargo es un poco utópico para el escritor nicaragüense Humberto Belli.
“Lo veo bastante difícil. El problema es que Ortega tiene temor a que si deja el poder se lo lleve la corriente, y caiga sobre él el peso de la justicia. Mientras él tenga ese temor de que va a ser perseguido si pierde el poder, él se va a aferrar con los dientes y las uñas al poder, aunque nos hunda a todos los nicaragüenses.” expresa Belli.
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El sociólogo Cirilo Otero respalda estas declaraciones y está casi seguro que Ortega no va a ceder. Él señala que para que esto suceda es necesario una organización social que presione internamente, al Gobierno.
Cirilo Otero, sociólogo nicaragüense.
FOTO: La Prensa
“Lo que hace falta en este escenario es que la sociedad nicaragüense presione más internamente, pero aquí no hay eso. Hay comunicación, hay medias protestas, pero eso no es sistemático por la falta de organización. Hace falta organización social.” señala.
El segundo escenario
El Gobierno desde principios de la insurrección cívica de abril del 2018 ha respondido a las manifestaciones de manera armada, tal como ha sido a lo largo de la historia de Nicaragua, sobre todo a finales del siglo pasado donde Ortega y el Frente Sandinista participaron.
“Es difícil acertar en qué es lo que puede pasar, porque la sociedad aparentemente ha decidido no usar la violencia, pero hay gente que tiene sus finalidades violentas para resolver los problemas.” expresa Otero.
El sociólogo además avizora la incomodidad social en medida de la presión que ejerce el régimen, pero mantiene indeterminadas las posibles variantes que puedan darse. No obstante, Belli supone que a medida que la represión incremente, la comunidad internacional “apretará más las tuercas” hasta intentar orillarlo a que ceda.
Pero, en una balanza de posibilidades, ¿pesaría más la fuerza que se ejerza sobre el Gobierno, o las ganas de perpetuarse en el poder de Ortega?
Humberto Belli, escritor nicaragüense y ex Ministro de Educación.
FOTO: La Prensa
El peso que incline la balanza hacia alguno de los lados depende de tres factores esenciales, explica Humberto. El primero es la intensidad de la presión de la comunidad internacional sobre Ortega. El segundo es la presión interna que se genere por parte de la población. Y el tercero que sus allegados, o instituciones como el ejército lo convenzan de que Nicaragua necesita una salida pacífica.
“Es un derecho que estamos reclamando los nicaragüenses. No estamos pidiendo ninguna extravagancia, queremos que se nos deje elegir al presidente en elecciones libres y transparentes.” señala.
El escritor también señala que la solución es que Ortega y Murillo se vuelvan anuentes a unas elecciones como sucedió en los 90s.
“Eso puede suceder, pero depende exclusivamente de la pareja presidencial. Está en sus manos la paz o la guerra.”
Pienso que ante la tozudez del régimen Nicaragua está siendo llevada a otro conflicto bélico donde siempre los que menos tienen perderemos mas, la vida. No vemos una unidad que apuntale y catalice y capitalice todo el descontento y las acciones que realiza el régimen en contra de la ciudadanía, lo que va desde castigo con impuestos hasta la misma prisión.