Un total de 45 periodistas murieron en 2021 al ejercer su profesión, siendo México el país más peligroso del mundo para los reporteros, informó en Viena este miércoles el Instituto Internacional de Prensa (IPI).
Siete periodistas mexicanos fueron asesinados este año por su trabajo, con lo que el país latinoamericano vuelve a liderar el listado anual de reporteros muertos. Le siguen India y Afganistán, cada uno con seis periodistas muertos, delante de la República Democrática del Congo, con tres.
En 2020 murieron 55 periodistas en todo el mundo, 11 de ellos en México. De los 45 fallecidos, 40 eran hombres y cinco mujeres, detalló un comunicado el IPI, una red mundial de propietarios y editores de medios de comunicación.
Veintiocho de ellos fueron asesinados por su trabajo, tres murieron cuando estaban laborando en zonas de conflicto y dos cuando cubrían disturbios internos en un país. El número de periodistas muertos este año es el más bajo registrado por el IPI desde 1997.
Nicaragua retrocede en libertad de expresión
Mientras tanto, la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios (Fundamedios) denunció que la libertad de expresión retrocedió en 2021 en las Américas, incluido Estados Unidos, con al menos 30 periodistas asesinados y el “mal ejemplo” de Nicaragua que siguieron El Salvador y Guatemala, denunció este martes Fundamedios.
La prensa independiente de Nicaragua ha sido blanco de amenazas y agresiones desde la cobertura de las protestas antigubernamentales de 2018, cuya represión dejó al menos 355 muertos, 2.000 heridos y más de 100.000 exiliados, según grupos humanitarios internacionales
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“El discurso contra la prensa y los ataques ganaron terreno, pusieron en jaque a los sistemas democráticos y penetraron hasta en las sociedades más sólidas, como la toma del Capitolio de Estados Unidos” el 6 de enero por parte de seguidores del entonces presidente Donald Trump, señaló el organismo.
Fundamedios destacó especialmente la situación en Centroamérica, sobre todo en Nicaragua que “se convirtió en una dictadura sin atenuantes y sus prácticas lamentables fueron replicadas por sus países vecinos con un solo objetivo: callar a las voces disidentes”.
La seguridad de los periodistas sigue siendo un desafío global. Por eso, el Instituto “insta a las autoridades a terminar con la impunidad de estos crímenes y a garantizar la protección de periodistas, que deben estar en condiciones de ejercer su trabajo de forma libre y segura”.
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