A raíz de las protestas de abril en el 2018, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, cambió radicalmente sus mensajes de “información” a través de los medios oficialistas, y comenzó a arremeter contra la población que se manifestaba en las calles en contra de las políticas gubernamentales de Daniel Ortega.
Los periodistas de medios de comunicación independientes dan seguimiento todos los días a las alocuciones de Murillo que en vez de anunciar noticias positivas a las demandas de la población, se dedica a despotricar, ofender, amenazar y hasta descalificar a la población y a la ciudadanía con los calificativos de “vende patria, golpistas, asesinos, criminales, puchitos, cinco bollos, chupa sangres”, entre otros.
Sin embargo, hay periodistas y políticos, como Luis Sánchez Sancho, que asegura que ha dejado de escuchar a la otrora poderosa vice dictadora “por higiene mental”.
Crear división en la sociedad
Rosario Murillo en sus discursos de mediodía suele hablar de paz, amor y reconciliación, pero en un abrir y cerrar de ojos cambia su discurso para descalificar e imprimir sentimientos de odio, para atribuírselo a la oposición, una postura que a criterio de la socióloga Haydee Castillo, la vicepresidenta busca promover el odio y la intolerancia, usando el discurso público como un arma para dividir a la población.
“Busca cosechar ganancias políticas a favor de la dictadura como una retorica incendiaria que estigmatiza y deshumaniza a nuestra sociedad, dividendo, cuando la sociedad nicaragüense es una sola. El régimen está generalizando el odio, debilitando, disociando la concordia y la solidaridad de los nicaragüenses”, expresa Castillo.
Contrastando la realidad de la represión estatal, el asedio permanente a opositores y ciudadanos, más de un centenar de presos políticos, el secuestro de los derechos y garantías constitucionales que hay en el país, no coinciden con los mensajes de de amor, paz y bienestar que Rosario Murillo manifiesta a diario a través de sus medios oficialistas.
“La dictadura está basada en la filosofía en que una mentira repetida mil veces supuestamente se convierte en una verdad, teóricamente hablan de amor, paz, cristianismo, solidaridad cuando es un régimen que actúa exactamente haciendo todo lo contrario, sin embargo, la población sabe en este sentido contrastar lo que Murillo dice con la realidad del país, en Nicaragua no hay paz, no amor, ni valores humanos, por que lo que se mira todos los días es que nadie puede expresar su libertad de pensamiento”, agrega la experta.
¿Enfermedad mental?
El psiquiatra Álvaro Lacayo Argüello, considera que el comportamiento de Rosario Murillo, se deriva de un síntoma llamado verborragia, que suele ser un problema de personalidades con un carácter ansioso y estresado ya que en ese sentido, la incontinencia o la falta de límites para hablar busca en un modo disimular esa ansiedad generada por una determinada situación o fenómeno.
“La Señora Murillo es mentalmente incompetente para gobernar, ha perdido los estribos de la razón y las riendas de la cordura. Como Rosario Murillo no acepta tratamiento, su discurso es lo que le llamamos una verborragia, una hemorragia de palabras. En el discurso no puede seguir una ruta de asociación de ideas que sean coherentes y que siga un rumbo que las personas entiendan. Pero como el nicaragüense es sencillo, oyen sus palabras, aunque ella (Rosario), esté completamente desvariando, ella pierde y se salta, lo que a nosotros (los psiquiatras) le llamados salto de asociación de ideas, que dentro del corazón de todo esto está que (Murillo) es una mitómana, una mentirosa compulsiva, y una enferma mental inteligente”, explica el psiquiatra.
Palabras como “minúsculos”, “pequeñitos”, “mediocres”, “vampiros que reclaman sangre” “vende patria”, “cobardes”, etc., fueron las primeras palabras y mensajes de odio con las cuales la vicepresidenta comenzó a descalificar en 2018 a la población que se manifestaba en las calles, y a casi tres años de la rebelión de abril, Rosario mantiene sus agresiones verbales y psicológicas contra la ciudadanía opositora al régimen Orteguista, para intimidar y simpatizar con aquellos aficionados a la dictadura, señala el psiquiatra Lacayo.
“El objetivo principal de ella es confundir, y luego buscar votos hacia ella mediante las personas que simpatizan con ella, que son 100 por ciento incondicionales, sus mensajes no son letales, pero crea intimidación y miedo a la persona con un discurso completamente descuadrado, con salto de ideas, pero siempre con odio, y rechazo visible a la iglesia católica con una absoluta certeza que no hay oposición”, agrega el experto.
Su llegada al poder de vicepresidenta de Nicaragua
En 2017, Daniel Ortega fue investido para su cuarto mandato, de cinco años, y tercero consecutivo, junto a Rosario Murillo pero esta vez como vicepresidenta de Nicaragua.
Rosario Murillo ha venido ganando poder desde Ortega volvió al Gobierno en el año 2007, y desde entonces, se mantiene como la Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, siendo la única vocera del Gobierno, y que en cuyas diarias intervenciones en todos los medios oficialistas invoca a Dios, a la virgen y todos los santos.
También es la única que dirige las reuniones del gabinete, coordina los planes de emergencia, jornadas de salud y organiza en detalle cada uno de los actos gubernamentales
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