Cartas de Amor a Nicaragua – Fabio Gadea Mantilla
Querida Nicaragua: Todo el tiempo hemos sido separatistas, no nos ha gustado casi nunca estar de acuerdo con el prójimo y menos cuando se trata de unificarse en partidos políticos. El único momento de la historia que logramos hacer un buen acuerdo fue cuando el filibustero Walker se hizo presidente de Nicaragua. Hasta entonces despertaron los partidos políticos y corrieron a pedir ayuda a sus amigos de Centroamérica, luego de firmar el honroso Pacto Providencial que unió a liberales y conservadores. Y a pesar del excelente resultado que se obtuvo echando del país al usurpador y logrando de nuevo la libertad, no fuimos capaces de imitar ese ejemplo patriótico en ninguna otra ocasión. Siempre hemos estado en pleitos entre un partido y otro, o entre un gremio o grupo que se forma con frecuencia.
Desde las primeras décadas del siglo XIX, (años 1820) cuando don Manuel Antonio de la Cerda y don Juan Arguello se disputaban la Jefatura del Estado, no hemos visto el sol claro en materia de unidad, concordia y buen gobierno. Las disputas han sido permanentes, al menos en lo que yo he leído de la historia y en los años que me ha tocado vivir soportando dictadura tras dictadura, con ligerísimas excepciones que los mismos dictadores han permitido, (doctor Víctor Manuel Román y Reyes, doctor René Shick Gutiérrez, triunvirato Agüero Rocha-Lobo Cordero- General Martínez) para mantenerse siempre en el poder. Y en el último cuarto del siglo XX todos conocemos lo que nos ha ocurrido: revolución, confiscaciones, encarcelamientos, torturas, destrucción de propiedades privadas, servicio militar, guerras, la contra, la recontra y una dictadura peor que todas las anteriores. Hubo un respiro de 15 años con doña Violeta, don Arnoldo y don Enrique para luego volver a caer víctimas de la misma falta de unidad.
Con el panorama anterior estamos viendo cuál es la causa de nuestra desgracia política y por lo tanto económica, social, educacional en todos los niveles y religiosa, con persecución a los jóvenes que protestan, muerte de algunos de ellos en las iglesias, asedio a obispos y sacerdotes, etc, etc. Vemos la causa de todo esto que es la falta de unidad y seguimos cada día enfrentándonos en lugar de abrazarnos fraternalmente y seguir una sola ruta, una ruta única que no es otra que el derrocamiento del gobierno actual para sustituirlo por uno democrático con libertades públicas.
Universitarios, periodistas, profesionales de diversas disciplinas, gentes de la clase media que cada día van perdiendo sus trabajos, vendedores ambulantes que son agredidos por una policía que más que eso es una gavilla de delincuentes armados, todos los días vemos los mismos abusos, las mismas corrupciones, los mismos asesinatos y no somos capaces de unirnos en un solo “haz de energía ecuménica” como cantó nuestro Rubén pidiendo la unión centroamericana.
Muchos están esperando las elecciones de los EE.UU. Creen que cualquiera de los candidatos que gane, ya sea Trump o Biden vendrá a sacarnos las castañas del fuego. Están equivocados, pasaron los tiempos de las cañoneras y las intervenciones yanquis y de los desembarcos en las playas. Nadie va a venir a resolvernos los problemas que nosotros debemos resolver. Mientras el pueblo no se una, mientras sigamos discutiendo tonterías sabiendo cuál es la meta que todos tenemos, viviremos en permanente angustia, en temor constante y llorando desgracias como el conquistador de Méjico Hernán Cortez bajo el árbol de la noche triste cuando la Malinche le dijo: ”llora, llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”. Son los pueblos quienes tienen el deber y la obligación de defender su soberanía.
Mientras los politicos no piensen en el pueblo en vez de las cuotas de poder para enriqueserce,nuestro pais sufrira siempre dictaduras y saqueos de sus arcas.