Un 23 de abril de 2019 el obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio Báez fue forzado a salir de Nicaragua.
El religioso fue esa voz incómoda dentro de la iglesia para con el régimen de Daniel Ortega. Inspirado por el evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, al obispo no le temblaba la voz denunciando las violaciones a los derechos humanos que cometía el orteguismo.
Ha sido inspiración para todo un pueblo. Una voz sencilla, sus mensajes claros y directos, un obispo cercano a la gente.
Durante el anuncio de su exilio forzado, confesó que salía de Nicaragua por obediencia a la Iglesia, no por decisión propia. Además que su corazón iba partido.
Esta acción fue atribuida a la diplomacia vaticana que estuvo gestada a través del Nuncio Apostólico, aunque hasta ahora no se ha comprobado.
Denunció además intenciones del régimen orteguista de hacerle daño. Así se lo hizo saber el departamento de política de la embajada Norteamericana en Nicaragua.
Hoy se cumple un año de su exilio. Aún lejos terrenalmente de Nicaragua, sus denuncias siguen haciendo eco a nivel internacional.
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