Hospitales en Estados Unidos se están preparando para probar si un tratamiento centenario usado para combatir brotes de influenza y sarampión en los días antes de las vacunas y tratado más recientemente contra SARS y ébola, resulta para el COVID-19: usar la sangre donada por pacientes que se recuperaron.
Médicos en China intentaron los primeros tratamientos para el COVID-19 usando lo que los libros de historia llaman “suero de convaleciente”, hoy conocido como plasma donado por sobrevivientes del nuevo virus.
Ahora, una red de hospitales estadounidenses está esperando por el permiso de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para comenzar estudios a gran escala del suero como posible tratamiento para los enfermos y protección temporal para las personas en alto riesgo de infección.
No hay garantías de que va a dar resultado.
“No lo sabremos hasta que lo hagamos, pero la evidencia histórica es alentadora”, dijo el doctor Arturo Casadevall, de la facultad de salud pública de la Universidad John Hokpins, en declaraciones a The Associated Press.
Casadevall usó esa historia para presentar la solicitud. La FDA está “trabajando aceleradamente para facilitar el desarrollo y disponibilidad de plasma de convalecientes”, dijo un portavoz.
Existen buenas razones científicas para tratar de usar la sangre de sobrevivientes, dijo el doctor Jeffrey Henderson, de la facultad de medicina de la Universidad de Washington en San Luis, quien fue coautor de la solicitud a la FDA junto con Casadevall y otro colega de la Clínica Mayo.
Cuando una persona es infectada con un germen específico, el cuerpo comienza a producir anticuerpos para combatir la infección. Una vez la persona se recupera, esos anticuerpos flotan en la sangre del sobreviviente -específicamente el plasma-, la parte líquida de la sangre, durante meses, a veces años.
Uno de los estudios planeados examinaría si dar infusiones de plasma de los sobrevivientes con anticuerpos a nuevos pacientes con COVID-19 ayudaría a fortalecer la respuesta inmunológica del paciente.
Algo así, aunque a diferencia de una vacuna, cualquier protección sería temporal.
Una vacuna entrena el cuerpo de una persona para que produzca sus propios anticuerpos contra un germen específico. La infusión de plasma les daría a las personas una inyección temporal de los anticuerpos de otra persona, lo que es efímero y requiere varias dosis.
Pero si la FDA lo aprueba, un segundo estudio les daría infusiones de plasma a personas en alto riesgo de infección, como el personal médico, dijo la doctora Liise-anne Pirofsk, del Montefiore Health System y la Escuela de Medicina Albert Einstein. Eso pudiera incluir además a residentes de hogares de ancianos cuando uno de ellos se enferma.
AP
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