Cartas de Amor a Nicaragua: Los niños de la calle

Fabio Gadea Mantilla

Querida Nicaragua: Cada día aparecen más niños y adolescentes en los semáforos de las calles más concurridas de la capital. Niños hasta de seis años tratando de limpiar los vidrios de los automóviles, niños de siete u ocho años tratando de hacer malabarismos con tres o cuatro limones girando en el aire y las dos manitas adiestrándose para terminar exitosamente la faena y luego hacer un recorrido para mirar con ojitos suplicantes a los pasajeros de los autos momentáneamente detenidos por la luz roja del semáforo, para tratar de obtener unos centavos.

Pienso que todos esos niños y adolescentes deberían estar asistiendo a la escuela. Comprendo las razones por las que no lo hacen. Seguramente sus padres son tan pobres, o tan faltos de educación que no han tenido el alcance de pensar que esos niños son un tesoro, una creación de Dios igual a todos los hombres y mujeres del mundo y dentro de su cabecita puede haber un talento especial, talvez un genio de las matemáticas, un médico eminente que pueda llegar a descubrir la cura del cáncer, por ejemplo. Todos esos niños son una piedra preciosa que necesita el pulimento de la educación, aprender las primeras letras, saber en qué país le tocó nacer, cuántos habitantes tiene su nación, de qué tamaño es la Nicaragüita donde vive. Es vital aprender a leer y escribir, así podrán comportarse con educación. Todos esos niños y adolescentes tendrían que ser conducidos a una escuela, y para que se enamoren de ella esta escuela debe darles un desayuno, humilde pero nutritivo, porque están con hambre y en su casa no hay comida.

El problema de estos niños solo lo puede resolver un gobierno responsable, amante de la educación y preocupado por el futuro de la patria. Un gobierno que en su presupuesto nacional incluya la cantidad suficiente para crear escuelas por todas partes y preparar maestros responsables. Esos primeros años de enseñanza son vitales para producir hombres útiles a la sociedad. Cuando tengamos un nuevo gobierno que desarrolle un gran plan educacional no veremos más niños ganándose el sustento en los semáforos. Necesitamos gobiernos que en materia de honestidad imiten a los próceres de los treinta años conservadores que nunca manosearon los fondos del Estado y que gobernaban el tiempo justo que la Constitución mandaba y al terminar su período entregaban el poder a su sucesor satisfechos de haberle servido a la patria, entonces comenzaremos una nueva república, ejemplo para todos los pueblos latinoamericanos. Entonces volverán a llamarnos como alguna vez nos llamaron en el pasado: “la Suiza centroamericana”. La constancia y la fuerza de nuestro pueblo con la ayuda de Dios lograrán construir una nueva Nicaragua.

  • Gerente propietario de Radio Corporación.

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