Fabio Gadea Mantilla
Querida Nicaragua: Los hermanos Daniel y Humberto Ortega Saavedra nacieron en el mismo hogar, recibieron los mismos consejos de sus padres, eran parte de una familia de clase más que media pues Daniel, y supongo que también su hermano Humberto, estudiaron en colegios privados y regidos por hermanos cristianos como el Instituto Pedagógico, edificio situado en aquel entonces donde hoy está el Olof Palme. Muchos jóvenes de clase media alta los recuerdan como compañeros de clase. Ambos eran algo retraídos y cuando llegaron a la pubertad decidieron luchar para derrocar a la dinastía de los Somoza Debayle. Carlos Fonseca Amador, joven matagalpino, hijo de un acaudalado administrador de unos ingenios de azúcar propiedad de los Somoza, un joven inteligente y con inclinaciones comunistas fundó con algunos compañeros suyos, entre ellos Tomás Borge Martínez, el grupo que después se llamó Frente Sandinista de Liberación Nacional. Los hermanos Ortega encontraron en aquel grupo lo que andaban buscando y estaban decididos a tumbar por medio de las armas a la dinastía somocista que llevaba aproximadamente 25 años en el poder.
Nunca se supo que hubiese discrepancias entre los hermanos Ortega Saavedra. El resto de la historia es de sobra conocida por todos. El sandinismo supo aprovechar la fuerza del pueblo y derrotó a Somoza Debayle en 1979. Los sandinistas formaron una Dirección Nacional integrada por nueve de los principales comandantes, en cuenta Humberto y Daniel Ortega. Daniel fue nombrado coordinador de una Junta de Gobierno y Humberto quedó como general de Ejército. Es decir, Daniel en el área civil y Humberto en la Jefatura del Ejército de la República. La década de los ochenta fue desastrosa, el país militarizado y el servicio militar obligatorio en todo su furor habida cuenta de que vendría, según los sandinistas, una invasión norteamericana. Humberto se destacó en esos días pronunciando discursos antimperialistas. Hubo frases como estas: “Van a hacer falta postes en los caminos para colgar a todo aquel que apoye la invasión imperialista”, “¿Elecciones? ¿Para que? Ya el pueblo eligió a su vanguardia el Frente Sandinista de Liberación Nacional”.
Ese era el Humberto de aquellos tiempos. Hoy parece haber cambiado y por eso le da buenos consejos a su hermano. En cambio, Daniel ha cambiado en sentido contrario. Antes era moderado, nadie lo acusaba de dictador, aceptaba las derrotas electorales pero conservaba el poder desde abajo. Ahora es un dictador cruel y despiadado, dueño de todos los poderes del estado, no quiere dialogar con nadie y es súper, supermillonario. Dueño de abundantes negocios, todos monopolios. ¿Qué habrá pasado entre los hermanos Ortega? Dicen que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente.
El autor es director de Radio Corporación
En verdad creen que Humberto Ortega se convirtió en un sabio bonachón que da buenos consejos? Humberto es un piñatero más, un acaudalado a quien, igual que a muchos actuales cómplices de Daniel, no le conviene la ruina económica del país. Solo que los cómplices actuales no se atreven porque no tienen el broche “Ortega Saavedra”, Humberto sí.