La EIU ha calificado a 18 países de América Latina en siete indicadores que consideramos los más relevantes para determinar la probabilidad de disturbios sociales en la región. Nuestra investigación muestra que tener fuertes redes de seguridad social, sólidas tradiciones democráticas y oportunidades de empleo juvenil relativamente adecuadas son todos factores que mitigan el riesgo de protestas populares a gran escala. Mientras tanto, los niveles extremadamente altos de desigualdad de ingresos, la pobre efectividad del gobierno y las percepciones de corrupción desenfrenada tienden a contribuir a la desafección pública.
Las cifras clave incluyen:
- Los países de América Latina, desde Bolivia hasta Chile, se vieron sacudidos por la agitación política en 2019. Aunque cada episodio de malestar social es claramente distinto del otro, las raíces de las frustraciones públicas en toda la región radican en sistemas políticos disfuncionales y malestar económico.
- Los problemas que enfrentan los países de toda la región son estructurales y, con algunas excepciones, los gobiernos carecen de las capacidades fiscales e institucionales para abordar suficientemente las preocupaciones de los ciudadanos. En consecuencia, América Latina seguirá siendo un caldo de cultivo para los disturbios políticos.
- Según el “mapa de calor de riesgo de inestabilidad política” desarrollado por The Economist Intelligence Unit, la preponderancia de los países latinoamericanos tiene un riesgo “moderado” o “alto” de enfrentar una volatilidad renovada en 2020.
Fiona Mackie , directora regional de EIU para América Latina y el Caribe, dice:
“En muchos sentidos, la historia de América Latina es una de las expectativas frustradas. El superciclo de las materias primas de la década de 2000 marcó el comienzo de una era de abundancia; condujo a una rápida expansión de la clase media y al voto de muchos grupos políticamente desfavorecidos. Sin embargo, cuando el auge de las materias primas terminó en 2014, lo que siguió fueron años de estancamiento económico, una explosión de escándalos de corrupción y, en algunos casos notables, retrocesos democráticos. En ese sentido, América Latina ha sido una bomba de relojería, esperando a explotar, desde hace algún tiempo “.
FIONA MACKIE, DIRECTORA REGIONAL PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.
El mapa de calor a continuación muestra que Nicaragua es el país con el mayor número de puntos de inflamación potenciales (Venezuela fue excluida de la muestra debido a la disponibilidad inadecuada de datos), seguido de Guatemala, Brasil, Honduras, Chile, México y Paraguay. Uruguay, por cierta distancia, se destaca como el país con la menor cantidad posible de puntos de inflamación.
Predecir la agitación política en cualquier país es una tarea difícil y se necesita cierta precaución en la interpretación del mapa de calor. En algunos países, un solo problema podría servir como punto álgido para las protestas populares. Este parece haber sido el caso en Bolivia, por ejemplo, donde la inestabilidad política ha resultado de una crisis constitucional, impulsada a su vez por un sistema electoral defectuoso. En otros lugares, puede tomar muchos factores desencadenantes para que exista un riesgo significativo de agitación política. Por ejemplo, en Brasil y México, los problemas destacados en el mapa de calor ya han dado como resultado la elección de gobiernos antisistema que pueden tener un poco más de margen de maniobra por parte de los votantes en 2020 antes de que se produzcan disturbios.
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