Cartas de amor a Nicaragua: Divide y vencerán

Unidad Nacional Azul y Blanco,marcha,

Fabio Gadea Mantilla (*)

Querida Nicaragua: Es un axioma, una verdad incontrovertible. Si un partido quiere ganarle a su rival, lo primero que tiene que hacer es buscar cómo dividirlo. La división en partidos o grupos políticos es como una lápida que le cae encima y esa lápida solo se levanta promoviendo la unidad, no permitiendo divisiones, uniéndose partidos, gremios, asociaciones, profesionales, obreros, campesinos, iglesias, todos los sectores interesados en lograr las condiciones propicias para llegar a un triunfo democrático. Cada día se forman grupos nuevos que, lejos de fomentar unidad, hacen más divisiones.

La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia y la Unidad Nacional Azul y Blanco trabajan por separado y no dan señales de unirse para formar un solo “haz de energía ecuménica”, como expresa Darío. Otros llamados partidos, los tradicionales y los minúsculos zancudos también andan sueltos en busca de una diputación o de una alcaldía o de una concejalía o de un cargo público después de sacar algunos votos en la elección con que viven soñando.

En lugar de unirse patrióticamente para propiciar una unidad total y lograr, primero, la sustitución de los corruptos miembros del Consejo Supremo Electoral y la limpieza del mismo en los departamentos y municipios para luego ir a unas elecciones donde serán invencibles bajo la mirada de la observación internacional y con plena libertad de movilización, prefieren estar haciendo comunicados con excelentes ideas de buen gobierno pero que no pasan de ser hermosos documentos para la historia.

Los jóvenes que exponen su vida en las calles protestando todos los días, las madres de los asesinados y de los presos políticos merecen todos los esfuerzos de unidad total necesarios para cambiar esta situación. Tenemos el ejemplo de la Unión Nacional Opositora (UNO) y de doña Violeta. En esa ocasión hubo unidad total. Cada partido o conglomerado conservó su identidad pero fueron unidos en la UNO, la que se volvió invencible y Nicaragua venció al comunismo e implantó la democracia.

Mucho hablamos de unidad, las voces surgen de todo el país suplicando la unidad, pero no hay respuesta de las organizaciones que mueven los hilos de una política enfermiza donde pueden más los odios y resentimientos que los deseos de forjar una Patria libre y soberana. Hace falta tolerancia, mucha tolerancia entre nosotros, comprensión y entendimiento. En ninguna parte de este mundo hay solo ángeles, no. Hay también demonios. Y son los demonios del odio, de la incomprensión, de la intolerancia, del desamor, de la envidia, de la ambición desmedida los que hay que combatir.

Todos sabemos que unidos somos invencibles. Sabemos que el orteguismo nos tiene divididos. Él aplica la fórmula maquiavélica “divide y vencerás” y hasta ahora le ha dado resultado.

El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.

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