Los funerales de las tres madres y los seis hijos de la familia LeBarón comenzaron a celebrarse en México después de que el gobierno dijera que habían quedado atrapados en el fuego cruzado de una disputa territorial entre el Cártel de Juárez y su rival, el Cártel de Sinaloa. La familia rechaza de plano esta versión y sostiene que fue un crimen salvaje en el que los asesinos ejecutaron a las mujeres.
Las víctimas pertenecían a tres familias de doble ciudadanía estadounidense-mexicana, nacidas en comunidades mormonas disidentes fundadas en el norte de México hace varias décadas. Sus parientes llegaron desde miles de kilómetros para rendir sus últimos respetos.
La tristeza y la ira se apoderaron de los familiares. Algunos instaron al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a aceptar la oferta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de brindarle ayuda para aplastar a los grupos criminales.
“Realmente creo que los cárteles en México se han movido a otro nivel de barbarie, son tan malos o peores que ISIS. ISIS tiene una ideología”, dijo Rosa LeBarón, de 65 años, cuyos primos y sobrinos murieron en los ataques. “Estos sicarios, ¿por qué lo hacen? Por codicia y maldad pura.”
Rosa dijo que México necesita superar el orgullo y aceptar la ayuda externa de un país vecino o de una coalición internacional, como las Naciones Unidas, para acabar con los cárteles. “Esto es tan incomprensible que vivimos como si estuviéramos en Afganistán, pero a 160 kilómetros de la frontera con Estados Unidos”.
Más de 250.000 mexicanos han sido asesinados en la creciente violencia que se ha apoderado del país desde 2007, muchos de ellos víctimas de la violencia relacionada con las drogas.
Información Infobae
Fotos tomadas de internet
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