El secretario interino de Seguridad Nacional estadounidense llega este miércoles a El Salvador para suscribir acuerdos y reforzar la cooperación sobre migración y asilo orientados a frenar el flujo irregular de migrantes.
El 10 de septiembre Estados Unidos firmó un acuerdo que prepara el camino para que envíe a muchos solicitantes de asilo a El Salvador, hasta hace poco considerado uno de los países más violentos del mundo.
Como parte del acuerdo con Estados Unidos, El Salvador desplegó un contingente de 800 policías y 300 oficiales de migración para reforzar las principales fronteras del país, golpear a las estructuras criminales que trafican personas y a los grupos violentos que obligan a la población a la migración forzada.
Para cerrar más las posibilidades de que los migrantes lleguen a su país, Estados Unidos ha suscrito acuerdos de cooperación de asilo con El Salvador, Guatemala y Honduras. Estos acuerdos permiten que los extranjeros que llegan a la frontera sur de Estados Unidos sean trasladados a estos tres países centroamericanos, donde deberán tramitar sus respectivas solicitudes de asilo.
Mauricio Claver-Carone, asesor especial del presidente Donald Trump, explicó durante una conferencia telefónica desde Washington que las solicitudes de asilo se deberán hacer de acuerdo con las normas internacionales, ya sea por persecución política, étnica o religiosa.
Los agujeros
Claver-Carone sostuvo que por años “los agujeros en las leyes de asilo” han sido explotados por bandas criminales, pero gracias a los acuerdos suscritos con El Salvador, Guatemala y Honduras, “hemos cerrado las trampas y los agujeros en las leyes”.
“Para todo tipo de migración ilegal el presidente Trump ha sido muy claro, la frontera de Estados Unidos está cerrada y no se les permitirá la entrada”, agregó.
Por su parte Cesar Ríos, quien dirige el Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI), que defiende el derecho de las personas a migrar, lamentó que “como sociedad civil no hemos sido consultados, no se nos ha invitado a integrarnos a los planes migratorios, pero estaremos vigilantes principalmente a garantizar el respeto de los derechos humanos de toda persona migrante tanto salvadoreño como de otra nacionalidad”.
Ríos aseguró en entrevista con The Associated Press que “muchos que integran la actual movilidad humana no migran huyendo de la violencia de sus países. La migración es el reflejo de las incapacidades de los gobiernos de garantizar una vida digna de sus pobladores”.
Durante su visita, el secretario Kevin McAleenan abordará aspectos de la implementación del Plan Conjunto de Crecimiento para el que el gobierno del presidente Trump aportará 150 millones de dólares para ser invertidos en El Salvador, Guatemala y Honduras.
Según Claver-Carone, este plan es una iniciativa de crecimiento económico que traerá inversión, creará empleos e incrementará el ingreso medio real de las familias en esos tres países.
Aseguró que la iniciativa no será como los proyectos del pasado que “no han funcionado, no le han traído prosperidad a la región”.
La visita de McAleenan ocurre luego de que el 11 de octubre el presidente Trump anunciara que dejaría el cargo porque quería pasar más tiempo con su familia e incursionaría en el sector privado. No se ha anunciado un reemplazo.
Claver-Carone confirmó que McAleenan “sí planea retirarse, pero no es un retiro inmediato” y que “definitivamente estará en El Salvador”.
Según estimaciones de organizaciones que trabajan con los migrantes, hasta el último año unos 300 salvadoreños salían cada día rumbo a Estados Unidos en busca del “sueño americano”, pero estas cifras habrían bajado debido al cerco impuesto por el gobierno mexicano que desplegó 25.000 soldados en sus fronteras.
La embajada de Estados Unidos informó en su cuenta oficial de Twitter que entre octubre de 2018 y septiembre de este año 18.206 salvadoreños han sido repatriados.
Diario Las Américas
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