El canciller ecuatoriano, José Valencia, aseguró en una sesión extraordinaria de la OEA, que el Gobierno de Lenín Moreno investiga los actos de violencia desatada en el país andino durante las movilizaciones de indígenas por demandas sociales que produjo muertes, saqueos y destrucción de la propiedad pública y privada.
En esta misma actividad se originó un contradictorio discurso pronunciado por la embajadora nicaragüense, Ruth Tapia, representante permanente recién nombrada por el régimen caudillista y familiar de los Ortega—Murillo para llevar su posición desfachatada en la OEA.
La diplomática, en nombre de su Gobierno, se pronunció a favor del diálogo y la libre movilización en Ecuador, situación que en Nicaragua son negadas, incluso con cuerpos armados por el régimen familiar Ortega—Murillo.
Por su parte, el secretario general en la OEA, Luis Almagro, cerró fila por el diálogo para dirimir las diferencias en Ecuador y demás países del Continente donde hay crisis política como Nicaragua y criticó el modelo dictatorial bolivariano en su discurso sobre la situación del país andino.
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