Fabio Gadea Mantilla
Querida Nicaragua: Las naciones pequeñas como la nuestra no necesitan tener ejércitos tan grandes ya que no es nada probable entrar en guerra con sus vecinos. Estos han heredado la vieja costumbre de los gobiernos de los siglos pasados que vivían en constantes disputas, ya fuera por líneas fronterizas o por divergencias políticas. Nosotros no necesitamos ejércitos ni grandes ni pequeños, nos bastaría con un departamento de policía especializado, con miembros preparados, disciplinados, educados, respetuosos de las leyes y celosos guardianes del orden público. Policías en los cuales el público tenga confianza y se sienta protegido y nunca amenazado. Alguien dirá que se necesita el ejército para combatir el narcotráfico y detener y apresar a los narcotraficantes.
Cierto. Pero este mismo departamento podría tener una división especializada en ese ramo tan importante. Además los oficiales que detengan cargamentos de coca deberían publicar la cantidad de droga incautada y convocar a especialistas y conocedores de ese tipo de estupefacientes y a los medios de comunicación para que sean testigos de la incineración de la droga. Esto lo podría hacer la división especializada ya mencionada.
El Ejército de Nicaragua cuenta con enorme cantidad de tanques de guerra, no sabemos contra quién se van a usar. Lo que sí sabemos es que con solo mirarlos producen terror entre nuestro pueblo. Algunos especialistas independientes conocen el tipo de armas que tiene el Ejército orteguista y más o menos la cantidad y la marca de los rifles y las municiones. Nosotros, simples mortales, solo conocemos el número de asesinatos que se han producido a partir del 18 de abril del 2018.
Una lección para la historia. Allá por los primeros años de la década de los cincuenta del siglo pasado, el general Anastasio Somoza García, presidente de Nicaragua, tenía fuertes discrepancias con el presidente José Figueres Ferrer de la vecina Costa Rica. Los dos mandatarios se odiaban a muerte, a tal extremo que Somoza García retó a un duelo a Figueres Ferrer. Este último no le hizo caso y con su proverbial sentido del humor lo que hizo fue reírse de lo lindo. En cierto momento Figueres a través de Radio Reloj de Costa Rica llamó a Somoza García “gánster de la política internacional”. Fue por esos días que Somoza, enfurecido le declaró la guerra a Costa Rica. Somoza tenía un ejército entrenado y para esos tiempos numeroso; Figueres había abolido el ejército en Costa Rica. Lo que ocurrió enseguida fue algo nunca visto: el presidente Eisenhower de los EE. UU. le envió a Figueres 3 avioncitos de guerra al precio simbólico de un dólar cada uno. Somoza García guardó el más profundo silencio. Así terminó el conato de guerra con Costa Rica.
El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.
El armamento la agitacion del ejercito y la destruccion con la demolicion del pai’s , es considerado una destruccion diabo’lica esquizofrenica !
El pai’s sin constituciones , se considera un pai’s sin futuro y calificado no grato para ningu’n desarollo .