Fabio Gadea Mantilla
Querida Nicaragua: Lo primero es lo primero. De poco sirve hacer elecciones libres y supervigiladas si en ellas se va a elegir al presidente de la República junto con los diputados nombrados a dedo por los caudillos. En este caso será el caudillo mayor, quien mandará en el país pues sus secuaces en el llamado Congreso Nacional no tendrán autonomía y serán como han sido hasta ahora fieles servidores de los intereses de sus amos.
Puede haber cuatrocientas elecciones libres, supervigiladas por la OEA, la ONU, la Unión Europea y cuanto organismo internacional de prestigio venga y vigile la elección, pero mientras los diputados sigan siendo elegidos a dedo por los caudillos de los partidos seguirán siendo una especie de zombis que votan con el pensamiento ajeno, con la consigna que les viene de “arriba”. Y este ha sido el mal de casi todas las dictaduras que se han formado en la nación, por esa indiferencia nuestra o por esa tragonería de algunos que se mueren por ser diputados para disfrutar de un salario sin trabajar y de muchas prebendas, exoneraciones, etc.
No podemos seguir así. Tengo noticias halagadoras en el sentido de que gentes de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia han preparado o están preparando una nueva Ley electoral que permita o exija la nominación popular de los señores diputados. Estos deben ser escogidos de entre los mejores hombres de sus comunidades, de sus departamentos. Todos sabemos, sobre todo en ciudades más pequeñas, quién es quién. Quién es el abogado en el que no hay que confiar, quién es el profesional de mejor comportamiento con la sociedad en general, quién es el obrero, o quiénes son los obreros más cabales y más honrados en sus comunidades. De modo que no hay mejor manera para escoger candidatos a diputados que obtenerlos por circunscripción popular, ciudadanos honrados, de pensamiento propio, amantes de su comunidad y de su patria.
Probablemente no se pueda hacer en un día ni en dos, pero se puede hacer y eso es lo importante, que se haga, que se comience a hacer para que al final, en la Nicaragua verdaderamente libre del futuro no haya ese borreguismo que actualmente es moneda de curso legal. Entonces no habrá dictadores haciendo lo que les dé la gana pues el Congreso conformado por hombres probos, responsables y capaces será el formidable candado que detenga cualquier intento de jugar con las riquezas nacionales o con los fondos propios del tesoro nacional.
Nicaragua será el país que deseamos heredar a nuestros nietos, bisnietos y tataranietos. Al fin, orgullosamente heredaremos una nación democrática, sin corrupciones, libre, soberana, independiente.
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