Tomado de El Mundo
Cuando la revolución celebró su 30 aniversario, a la tribuna subieron tres de los nueve comandantes que formaron la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), timonel de los destinos de Nicaragua tras derrocar a Somoza.
Hoy, en el cuadragésimo aniversario, sólo estarán Daniel Ortega y Bayardo Arce, el único que permanece a su lado. Tomás Borge, el tercero, falleció en 2012. Años atrás había muerto Carlos Núñez y los demás no participan en una celebración que dista mucho de representar los sueños de los nicaragüenses que derrocaron a una poderosa dinastía de tiranos impulsados por el anhelo de instaurar un gobierno democrático cercano al pueblo.
En lugar de ellos, Rosario Murillo ocupará un lugar privilegiado en la conmemoración que tendrá su epicentro en Managua. Ortega aspira a que su mujer y vicepresidenta le suceda algún día en la Jefatura de un Estado, deseo que entronca con el régimen somocista que combatió en el pasado.
“Es un trago amargo al pensar en los 50.000 jóvenes muertos de la revolución y en que a la vuelta de 40 años venimos a caer en una dictadura feroz, igual que la de Somoza”, indica Dora María Téllez.
Aunque no perteneció al citado grupo de dirigentes, la legendaria ‘Comandante Dos’ que lideró la toma de León por los sandinistas, luego fue ministra de Salud y más tarde fundaría el MRS (Movimiento Renovador Sandinista) junto al escritor Sergio Ramírez, es una voz respetada.
“Las dictaduras parecen fuertes hasta que se desmoronan. La de Ortega está derrotada, ha colapsado, cree que gana tiempo pero lo está perdiendo, no gobierna, no maneja la economía, no puede rehabilitar el país, no tiene credibilidad, no es sostenible por la fuerza de las armas y de la policía”, dice a El MUNDO en entrevista telefónica.
De la revolución rescata “la construcción de una ciudadanía con derechos políticos, económicos, sociales, el capital que ha servido para canalizar el descontento hacia el régimen orteguista. ¿Cuándo caerá? Nadie lo puede decir. Él tiene que escoger si sigue por el mismo camino, cada día con menor base social, o celebra elecciones adelantadas con otros organismos electorales. Con los que existen no se puede ir ni a unas elecciones de Miss Nicaragua. El problema es que en su caída está arrastrando a su partido”.
La omnipresencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional en todos los ámbitos estatales, la exigencia de pertenecer a él para acceder a determinadas posiciones públicas y beneficios laborales, está atando la suerte del presidente a la de un partido que fue buque insignia del proceso revolucionario latinoamericano. La honda crisis de todo orden que padece Nicaragua, precipitará al movimiento que crearon el 19 de julio de 1961 a una debacle electoral el día que celebren comicios libres.
ADIÓS A LA IMAGEN IDÍLICA
Además, no todos los nicaragüenses conservan en la memoria un retrato idílico de los acontecimientos que hoy conmemoran. “La imagen que evoca el triunfo de la revolución es de muerte, destrucción y exilio, de un país destruido y muy polarizado. En los primeros años recuerdo a personas felices pero eran más las que lloraban a sus muertos y luego a los exiliados”, comenta a este diario desde Managua la periodista Lucydalia Baca.
“Otro recuerdo que marcó mi vida es el de los nueve hombres vestidos de verde que llenaban de esperanza a los pobres y les prometían el cielo y la tierra, mientras amenazaban a los burgueses ‘vende patria’. Pero en realidad, sus allegados se quedaban con las posesiones de los burgueses”.
Para Baca, lo triste es “que después de tanta destrucción y muerte, nuevamente tengamos que luchar por nuestros derechos y muchos nicaragüenses sigan derramando su sangre por la libertad de Nicaragua”.
En 2016, Daniel Ortega conquistaba su cuarto mandato con evidentes y sucesivos fraudes electorales. Entre sus logros exhibía el que su país fuese un oasis de paz en medio de una región asolada por las maras y los narcotraficantes. Pero tras los sangrientos sucesos de abril del 2018, ha quedado aislado tanto en el plano doméstico como internacional.
No parece, sin embargo, que contemple modificar el rumbo. Rosario Murillo anunció esta semana con bombos y platillos la presencia en los actos de este viernes de 40 delegaciones extranjeras, aunque no habrá muchos mandatarios que añadir a los de Venezuela, Cuba o Bolivia.
“Somos un pueblo libre, jamás volveremos a ser esclavos. Vencimos, venceremos”, proclamaba la matrona del clan familiar que además de acumular en sus manos los tres poderes estatales, atesora un emporio empresarial. “Nos ilumina un sol que no declina y ese sol alumbra todas nuestras victorias. A la plaza todos el viernes 19 de julio”.
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