Cartas de Amor a Nicaragua: La primera novela de una nicaragüense

  • Por Fabio Gadea Mantilla

Querida Nicaragua: Pocas personas del centro y pacífico nicaragüense conocen la población segoviana conocida actualmente con el nombre de Ciudad Antigua, en el departamento de Nueva Segovia. Naturalmente tampoco conocen la historia de esta ciudad de las más antiguas de Nicaragua, varias veces saqueada por piratas españoles, ingleses, holandeses y mosquitos de la Costa Caribe Norte.

Fue en 1935 cuando se imprimió en la Litografía Pérez de Managua la novela Los Piratas, escrita por doña Carmen Mantilla de Talavera, dama segoviana que firmaba con el seudónimo Nilla Clara Mélida Ravetala. Esta ha sido la primera novela de una mujer nicaragüense. Actualmente ha llegado a mí una segunda edición de Los Piratas con el sello de Hispamer, un esfuerzo grande de sus nietas para darla a conocer como una primicia y una reliquia que registra uno de tantos asaltos de piratas a la población que la autora llama como Ciudadela Amparo.

La novela se ubica en los siglos XVII y XVIII, tiempo de los asaltos de bucaneros europeos en la zona. Mantilla de Talavera crea una ficción de algo que pudo ser real, pues históricamente se registran saqueos y ataques de piratas en la ciudad. Es pues una novela histórica con el romántico ingrediente de una historia de amor, que al estilo de los tiempos, se vuelve en un amor intenso pero imposible.

En 1720 dos jóvenes españoles con un grupo de 50 indígenas de la Costa Caribe deciden tomar por asalto la Ciudadela Amparo, entrando por el Cabo Gracias a Dios y luego haciendo el recorrido por el río Coco y complicados caminos selváticos hasta llegar a su destino. En la Ciudadela residen en elegante vivienda doña Inés de Castejón, viuda de Villaverde, y su sobrina Isabel de Monteagudo, una bellísima joven cuyos padres descansan ya en el mausoleo familiar.

Pero esta carta no desea contarles la historia de la trama escrita por doña Carmen Mantilla de Talavera, la que podrán leer en la nueva edición de la misma. Se trata de exaltar los valores intelectuales femeninos que seguramente existían en aquella época, tanto en las Segovias como en todos los departamentos del país, y de señalar cómo el talento de la mujer está a flor de piel, y tan solo necesita el entusiasmo y la libertad de poder expresar sus conocimientos sin las odiosas exigencias del machismo moderno.

Vale la pena leer en esta primera novela escrita por una nicaragüense los juicios de valor expresados por varios intelectuales de la época, entre ellos el sacerdote y poeta Azarías H. Pallais, y sobre todo en la página 127 el extraordinario juicio de doña Josefa Toledo de Aguerri, que merece especial atención.

  • El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.

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