- Por Fabio Gadea MAntilla
Querida Nicaragua: Muy sonrientes aparecieron en LA PRENSA don Edwin, don Walmarito y don Wilfredo, luego de que fue aprobada por la aplanadora orteguista la famosa Ley de amnistía que perdona a los asesinos de más de 500 personas a partir del 18 de abril de 2018. Los sonrientes diputados encabezan la lista de obedientes servidores de su amo, con lo que aparentemente se sienten muy contentos. Ellos llevan varios años aprobando, con carácter de urgencia, los proyectos de ley que envía su jefe. Está bien que rían cuanto quieran ahora, pues cuando llegue la democracia que tiene que llegar, sus sonrisas se convertirán en muecas dramáticas. Y es que dicen que quien ríe por último ríe mejor.
En el congreso de marras se han aprobado leyes monstruosas como la Ley 840 del fantasioso canal interoceánico del chino Wang Jing, que no pasó de ser una trocha polvorienta donde pastan inocentes semovientes. Ningún proyecto de ley que llegue al llamado Congreso ha producido un debate serio donde la argumentación pueda, ya no digamos rechazarlo, sino al menos reformarlo, suprimir o agregar algo. No. Los proyectos que llegan con carácter de urgencia no admiten correcciones de ninguna clase. Cuando Nicaragua recobre sus valores y vuelva a ser una verdadera república libre y soberana, seguramente tendremos estructurado un Consejo Supremo Electoral decente y una Ley electoral nueva o al menos corregida, en la cual se permita la escogencia de diputados por circunscripción popular, es decir que no sean los partidos políticos quienes escojan a dedo a los diputados.
Cada departamento escogerá a sus líderes más connotados, honrados, intachables, profesionales y patriotas; se harán elecciones primarias en cada departamento para elegir a los mejores y esos correrán para diputados, sean liberales, conservadores, socialistas, CxL, PLC y demás partidos nuevos que seguramente se organizarán. Serán las comunidades las que elegirán a sus candidatos para diputados del Congreso, que entonces sí, será un verdadero Congreso, una Asamblea donde se podrá debatir con plena libertad los proyectos que presente cada diputado como verdadero representante del pueblo, no elegido a dedo por ningún partido.
Este es un sueño largamente acariciado por muchos nicaragüenses, un sueño con un Congreso completamente independiente, que no permitirá injerencias del Ejecutivo como ha sido hasta ahora.
Por supuesto que este sueño no puede lograrse con el actual Congreso, tendrá que venir una especie de transición que puede lograrse con la colaboración de especialistas de la OEA y otros organismos internacionales dispuestos a ayudarnos a rehacer la república libre que estamos necesitando y que ha sido el sueño de nuestros héroes. Un Congreso donde los diputados sean libres de opinar, no permitirá jamás dictaduras de ninguna clase.
El autor fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.
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