El avión de Aeroflot que se estrelló a principios de mayo en un aeropuerto de Moscú, Rusia, presenta daños que encajan con el impacto de un rayo, según las investigaciones realizadas por el Comité Interestatal de Aviación, que intenta arrojar luz a un siniestro que se cobró la vida de 41 personas.
El avión, del modelo Sukhoi Superjet 100, realizó un aterrizaje de emergencia menos de media hora después de despegar. A bordo viajaban 78 personas, de las cuales solo 37 sobrevivieron.
Las autoridades apuntaron desde el principio a varias posibles hipótesis para el accidente, entre ellas la mala formación del personal, el mal estado de la aeronave o las malas condiciones meteorológicas. El informe preliminar del Comité Interestatal de Aviación apunta en esta última dirección.
«Al inspeccionar el fuselaje, incluida la parte delantera, evaluar el estado de los elementos de la antena, los sensores, las luces de las puertas y los cristales de la cabina, se detectaron daños típicos provocados por el impacto de un rayo», reza el texto, recogido por la agencia de noticias oficial Sputnik.
Los expertos han apuntado también que la tripulación no presentó ninguna queja relacionada con el funcionamiento de la aeronave durante el vuelo anterior.
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