Negociaciones de Daniel Ortega para un diálogo nacional obedece a la posible caída de Nicolás Maduro en los próximos días en Venezuela y a la presión nacional e internacional, además de la situación económica del país, asegura el exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia y exiliado Rafael Solís.
Solís, quien renunció a su cargo y a la militancia del FSLN por no estar de acuerdo con las actuaciones de los dirigentes de este partido político, insiste a través de un escrito que apoya la petición de los nicaragüenses para la realización de un diálogo nacional como es la liberación de los presos políticos, el cese a la represión, el desarme de los paramilitares, la derogación de la Ley que prohíbe las manifestaciones sin violencia en las calles y acabar con la censura hacia los medios de comunicación.
Un diálogo nacional deberá contar siempre con la mediación de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y el mismo Nuncio Apostólico, enfatiza Solís. Agrega que también se debe valorar la importancia de la presencia de miembros de la OEA, Grupo de Lima, el gobierno de México que ya se ofreció, Europa y España, entre otros.
El exmagistrado en su carta planea particularmente que se amplíen un espacio en el diálogo para algunos partidos políticos, “siempre y cuando la delegación no exceda de unas ocho a 10 personas, con un máximo de cuatro a cinco asesores, para que no se convierta en una Asamblea y se haga más difícil llegar a un acuerdo”.
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