Panamá comenzó a recibir a miles de peregrinos que escucharán la próxima semana el mensaje de Francisco durante la Jornada Mundial de la Juventud, un evento que tendrá como marco una región centroamericana convulsionada por el fenómeno de las caravanas migrantes hacia Estados Unidos.
Ya alrededor de 15.000 de los cerca de 100.000 peregrinos que han confirmado su inscripción para asistir a la Jornada están en Panamá, muchos de ellos en el interior del país como parte de un programa de prejornada que incluye talleres culturales, aunque acudirán luego a la capital, que será el epicentro del encuentro.
El Papa llegará el próximo 23 de enero, cuando recorrerá una parte de la capital en el papamóvil, y al día siguiente oficiará la misa de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en la Cinta Costera, el emblemático paseo marítimo de la Ciudad de Panamá.
En su mensaje, el papa argentino hará hincapié en la necesidad de dar “oportunidades a la juventud”, en especial la de Centroamérica, que enfrenta una “cruda realidad” y “se ve forzada a emigrar o cae en manos del narcotráfico”, como ya comentó el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa.
La llegada del pontífice a Panamá está precedida por la salida esta semana de nuevas caravanas de migrantes del conflictivo Triángulo Norte, que conforman Honduras, El Salvador y Guatemala, con la intención de llegar a Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, promueve una férrea política antiinmigrante.
“Hay que ser honestos. La realidad de Centroamérica, sobre todo en estos últimos meses, ha afectado” la afluencia de personas que participarán en la JMJ de Panamá, reconoció el jueves Ulloa al revelar que hasta ahora solo 100.000 peregrinos se han inscrito en el evento, cuando la expectativa era de al menos 200.000.
Ulloa achacó este descenso a las “circunstancias” que atraviesan los países del Triángulo Norte, que han impedido a muchos jóvenes centroamericanos “hacer realidad ese sueño” de viajar a Panamá a reunirse con Francisco.
La falta de empleo, la pobreza y la extrema violencia vinculada a las pandillas y los grupos trasnacionales del narcotráfico son las razones esgrimidas por los migrantes que han partido en caravana, tanto ahora como en octubre pasado, cuando apareció el fenómeno, según los testimonios que ha recogido Efe.
Mientras los migrantes caminan hacia el norte de América en busca de una vida mejor, miles de peregrinos centroamericanos y de México toman el camino hacia Panamá y son asistidos por las autoridades de países como Honduras y Costa Rica, que han puesto en marcha planes para garantizarles un tránsito seguro.
Las autoridades de Panamá han dicho que al menos 30.000 agentes de las fuerzas policiales participan en un gran programa de seguridad, que incluye 57 planes de acción y que blindará la capital y al papa con apoyo de la Gendarmería italiana.
El Gobierno ha decretado el cierre de las oficinas públicas del 23 al 25 de enero, y confirmado la asistencia de los presidentes de Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Portugal a la gran misa de cierre el domingo 27.
Tarimas gigantes, de hasta 9 metros de alto, además de varias decenas de pantallas forman parte de los arreglos en la Cinta Costera y en Metro Park, en las afueras de la capital, donde Francisco encabezará una misa y una vigilia, respectivamente.
La presencia multitudinaria de visitantes ha llevado a los capitalinos a hacer abundantes compras de alimentos en las últimas dos semanas por temor a algún desabastecimiento, un extremo que la Cámara de Comercio ha rechazado de pleno.
Cajas de agua embotellada y enlatados de todo tipo es la principal oferta de los grandes supermercados, ha constatado Efe.
La empresa privada y el sector de Turismo han dicho que calculan que la JMJ generará unos 250 millones de dólares de ingresos.
Fuente: EFE
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