Los tanques rusos de Ortega

Héctor Mairena

Del BLOG de Héctor Mairena

El orteguismo tiene una enorme capacidad para asombrar. Y para indignar.

 

Ahora resulta que han comprado 50 tanques de guerra rusos. Los voceros del ejército recurren a un eufemismo y dicen que no hay adquisición, que es renovación. En todo caso, la renovación que anuncia el vocero militar, nos cuesta a los nicaragüenses 80 millones de dólares. 1,600 viviendas a un precio unitario de 50 mil dólares podrían ser construidas con esa cantidad. Si asumimos que el salario promedio de un maestro en Nicaragua, es de 250 dólares mensuales, el monto a pagar por las máquinas de muerte adquiridas, equivale a   320 mil salarios. Y así podríamos hacer más cálculos para aumentar la indignación.

 

La pregunta que nos asalta a los nicaragüenses es ¿para qué quieren 50 tanques de guerra? Obviamente Nicaragua no los necesita. El orteguismo en su paranoia parece estar convencido que el régimen sí.

 

De los vehículos en cuestión, Venezuela posee 172 unidades. De acuerdo a datos del Banco Mundial en el 2014, el PIB de Nicaragua fue de 11,81 mil millones, el de Venezuela 381,3 mil millones. Es decir, este último país tiene un PIB más de 30 veces mayor al nuestro -con todo y el desastre en que lo han hundido-, pero tendremos casi la cuarta parte de los tanques que posee la potencia petrolera.

 

¿Para qué quiere Ortega los tanques?

 

¿Para estrenarlos en las protestas ciudadanas, toda vez que la población salga a las calles? ¿Y disuadir desde ya a la oposición política y a los movimientos sociales?

 

¿Para solazarse cuando desfilen frente a la tribuna del Jefe Supremo y señalárselos a los nietos?

 

O, en el peor de los casos, porque ¿hay un interés deliberado de romper el equilibrio estratégico de armamento pesado en la región?

 

Una hipótesis sicológica indicaría que en la cúpula del régimen se padece de metalfilia. El inexplicable afán de sembrar inútiles y costosísimos árboles de lata por doquier y ahora de contar con 50 tanques de acero para que rueden por las deterioradas calles de Managua o las que se acicalen para tal fin, parecen confirmarla.

 

No me cabe duda que los plumíferos del régimen intentarán explicar el despropósito de la compra hecha. A ver qué dicen. Pero tampoco tengo duda que el futuro gobierno democrático, anulará este negocio, detrás del cual quién sabe qué oscuridades hay. Tal vez se deje uno, para mostrar a las futuras generaciones, los delirios del actual régimen.

 

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