RFI
Rafael Solís Cerda, primer alto cargo en abandonar el Gobierno nicaragüense desde el inicio de la crisis, habló en exclusiva con RFI para explicar los motivos de su decisión y alertar de la posibilidad de un nuevo conflicto armado en el país centroamericano.
Mediante una dura misiva, Rafael Solís Cerda renunció a su cargo como magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua (CSJ) por su rechazo rotundo a la actuación de Daniel Ortega. Se trata del primer alto cargo en abandonar el Gobierno nicaragüense desde el inicio de la crisis política y social el pasado mes de abril.
“Siento que no se está haciendo un esfuerzo serio para volver a un diálogo nacional. Estamos ante un Estado de terror, de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía; No hay ninguna intención del Gobierno de llegar a un acuerdo”, dijo.
Solís explica que en los últimos meses se ha anulado la división de poderes entre todos los poderes del Estado, lo que pone de manifiesto la falta de independencia del Poder Judicial, que estaría sumamente limitado.
“No podía ejercer mi labor libremente. La poca independencia que hubo antes, ahora se ha reducido a cero. El Poder Judicial no tiene capacidad de decisión. Nosotros, los magristrados de la CSJ fuimos cediendo poder poco a poco hasta que nuestro poder de decisión ha sido mínimo”, explica.
Con su renuncia, Rafael Solís Cerda pretende enviar un mensaje de que incluso un magistrado sandinista, cercano al presidente Daniel Ortega, está en desacuerdo con la actuación del Gobierno, especialmente en el uso de la fuerza para aplacar las protestas y en la afirmación de que haya habido un golpe de Estado en Nicaragua, algo que Solís niega rotundamente.
El ex magistrado piensa que a partir de ahora otros miembros del Gobierno podrían renunciar en el futuro si no se consigue un diálogo político. Sin embargo, su mayor temor es que Nicaragua se vea envuelta en una nueva guerra civil.
“Siento que es una posibilidad real. No hay un ambiente propicio para solucionar la situación por la vía pacífica, entonces creo que con el tiempo se va a ir fortaleciendo la otra vía, que nadie quiere para el país: la que tuvimos que usar hace 40 años para a Somoza, la vía armada. Cuanto más se cierran las puertas para la vía pacífica, se abren más para la vía armada”, agrega.
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