Cartas de Amor a Nicaragua: Reflexiones útiles

Querida Nicaragua: Con los sucesos hasta hoy ocurridos es obvio que el orteguismo no tiene interés en llegar a ninguna solución razonable. Aparentemente piensa que a culata y cachiporra se arreglan todos los problemas.

Y no es así, la violencia de las turbas militares, parecidas a las maras salvadoreñas, no arregla sino que agrava los problemas. Arrebatar personerías jurídicas y ordenar manu militari el robo de sus archivos, computadoras, implementos de oficina y hasta vehículos no causa más que asombro y protesta ante el mundo civilizado que está pidiendo el cese de la represión. Hostigar hasta el cansancio a los periodistas y personeros que cotidianamente han sido entrevistados en el canal 100% Noticias y amenazar a sus propietarios, igualmente produce reacciones negativas en los países democráticos que son la gran mayoría en el mundo.

El gobierno Ortega Murillo debería reflexionar e imaginarse lo que puede ocurrir en el futuro si las cosas siguen manejándose como hasta ahora. Y nosotros, el pueblo, debemos reflexionar aún más sobre el futuro de nuestra nación tan trágicamente manejada en todo el siglo pasado y en parte del antepasado.

La perniciosa circunstancia que nos ha traído tanta desgracia ha sido una epidemia a la que no hemos podido vencer, la epidemia de las reelecciones presidenciales, una enfermedad gravísima que ha atacado a la mayoría de ciudadanos que han llegado a la Presidencia de la República.

A principios del siglo pasado tuvimos al general José Santos Zelaya, 16 años en el poder hasta que le llegó la Nota Knox. Emiliano Chamorro gobernó constitucionalmente hasta 1920, pero en 1925 dio un golpe de estado y se hizo presidente, lo que no lo salvó del virus de la reelección. Después Somoza García (1936-1956), luego su hijo Anastasio (1967- 71) se reeligió en el 74 hasta su derrota en el 79. Y después el danielismo, los primeros años de la Revolución fue coordinador de la Junta de Gobierno, en el 84 se hizo elegir presidente hasta 1989. Tuvimos tres períodos de respiro democrático y en el 2007 vuelve el danielismo aferrado al poder y dueño de todos los poderes del Estado.

¿Cuándo podremos vencer la epidemia de las reelecciones? Cuando lo hagamos, que esperamos sea pronto, debemos poner dentro de la Constitución de la República un juramento que deberá pronunciar el nuevo presidente: “Juro ante Dios y los sagrados intereses de la patria, que el mismo día en que termine este período presidencial, entregaré el poder al nuevo presidente y no podré ejercer este cargo nunca más. Ningún poder del Estado podrá variar este juramento; el funcionario que intente hacerlo quedará inhibido de ocupar un cargo público por diez años”.

El autor es director general de Radio Corporación.

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