Bancos de Estados Unidos se retiran de Nicaragua

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Hace una semana, el Wells Fargo Bank informó a los cuatro bancos con que mantiene relaciones en Nicaragua –BAC, Banpro, Lafise y Ficohsa—que en el plazo de un mes se retiraría del país y por lo tanto no podría seguirles brindado el servicio de corresponsalía, reveló a Confidencial una fuente financiera internacional.

La fuente atribuyó esta decisión de uno de los cuatro grandes bancos norteamericanos –los otros son tres son Bank of America, Citi Bank y JP Morgan Chase– al incremento del “riesgo país” de Nicaragua, agravado por la confrontación entre el régimen de Ortega y el Gobierno norteamericano, y las sanciones impuestas por la administración Trump y el Congreso de ese país.

Otro de los cuatro grandes, el Bank of America, hace tres semanas habría informado a Lafise el cierre de sus cuentas en ese banco en un plazo de treinta días, según la fuente internacional.

Un tercer banco en Estados Unidos, el BAC Florida, estaría en proceso de cerrar operaciones, sin embargo, una fuente vinculada al Grupo Pellas –propietario del banco– aseguró que éste sigue operando de forma normal, y su eventual afectado en Nicaragua, el Banco de Finanzas, no ha recibido ninguna notificación de su banco corresponsal en Estados Unidos.

La corresponsalía es un servicio que le presta un banco a otro para poder hacer transacciones internacionales. Su suspensión, implica el riesgo de que los bancos se queden aislados, sin poder brindar el servicio de hacer transferencias internacionales

Dado el tamaño y la diversificación de la economía estadounidense, los bancos alrededor del mundo requieren contar con un banco corresponsal en ese país para poder servir mejor a sus propios clientes.

La decisión de los bancos estadounidenses sería una forma de prevenir las sanciones que contempla la Nica Act, en contra de aquellos bancos que tengan relaciones con las personas sancionadas por Estados Unidos, en especial después que el presidente de ese país, Donald Trump, sancionara a la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, y a Néstor Moncada Lau, uno de sus principales operadores políticos.

Si bien trabajar con los bancos nicas implica renunciar a determinados ingresos, un economista con experiencia en banca internacional dijo a Confidencial que la razón por la que no quieran seguir trabajando con la banca nica es porque el volumen de negocios es demasiado pequeño, y el riesgo país demasiado alto como para asumirlo.

Bancos siempre tienen opciones

Gerentes de cuatro entidades bancarias nacionales contactados por Confidencial dijeron no saber nada sobre el tema, a la vez que se mostraban escépticos sobre la veracidad del mismo, porque en ese caso, ellos deberían estar enterados.

Una de las fuentes dijo saber que al cierre de la 52 Asamblea de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), celebrada en República Dominicana en noviembre, los banqueros presentes en la cita comentaban sobre el inminente cierre de corresponsalías o líneas de crédito con sus aliados en Nicaragua.

Otro banquero consideró lógico que sus colegas estadounidenses pudieran estar siendo precavidos en exceso, pero recordó que aunque aprueben la “Nica Act” aun faltaría que se aprueben medidas concretas.

“La ‘Magnitsky Nica’ crea un marco legal, igual que el decreto que usó el presidente [de Estados Unidos, Donald] Trump para aplicar sanciones y medidas, pero esas sanciones todavía no se han implementado”, reflexionó.

Los banqueros dijeron que aun si los bancos internacionales indicaran que dejarían de trabajar con sus aliados nicaragüenses, eso no significaría un problema insalvable para por los bancos que tienen presencia en Estados Unidos.

Una fuente dijo que el BAC Florida, que ofrece ese servicio a su ‘banco hermano’ (Avanz), también se lo ofrece al BDF, que estaría así libre de ese problema.

En el caso de Ficohsa, CONFIDENCIAL llamó a dos ejecutivos de esa entidad, pero no fue posible obtener respuestas de ellos.

Aún si los bancos nicas se quedaran sin corresponsalía alguna en Estados Unidos, siempre podrían seguir ofreciendo servicios a sus clientes, solo que a través de terceros.

En este caso, lo que podría suceder es que las transferencias se volvieran más caras por el costo de conversión de moneda, además de la comisión que cobraría un hipotético nuevo banco corresponsal (en Suramérica, por ejemplo), el que a su vez haría la transacción con su propio banco corresponsal en Estados Unidos. Ese mayor costo –y tiempo de transacción- lo cubre el cliente, desde luego.

Tomado de Confidencial

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