Monseñor Báez pide cesar ataques contra la Iglesia Católica

Durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, el obispo auxiliar de Managua pidió un alto a los ataques físicos y verbales contra la Iglesia Católica.

“Basta ya de discursos incendiarios y calumniosos contra la Iglesia católica. Basta ya de ataques verbales y físicos contra sacerdotes y hombres y mujeres de Iglesia”, expresó Monseñor Silvio Báez.

Agregó que “la Iglesia no es enemiga del Estado, la Iglesia como la virgen (María) quiere ser servidora en esta historia”.

En esa misma línea el alto jerarca de la Arquidiócesis pidió al gobierno cesar los ataques a los medios de comunicación y periodistas independientes en el país.

“Basta ya de acoso y de persecución a los periodistas libres en este país, basta ya de miedos, de odio, de discursos que levantan calumnias, y tildan de peligrosas a las personas, crean un ambiente de hostilidad entre nosotros”, manifestó el obispo.

Un patria diferente

Monseñor Báez se mostró a favor de un mejor futuro para nuestra nación. “Nuestra historia no tiene que ser necesariamente una historia de terror, no tiene que ser una historia de criminalizacion por ejercer la libertad ciudadana, no tiene que ser una historia de madres que lloran y familias que se dividen, lo distinto lo nuevo tiene que surgir en nuestra historia”, apuntó.

“Tenemos que irnos hoy convencidos de que podemos ser tolerantes entre nosotros, de que no tiene por qué dominar siempre el autoritarismo, la injusticia y la violencia en nuestra tierra. Puede surgir lo nuevo”, continuó.

“La historia nuestra no puede ser siempre la historia de un pueblo empobrecido por la ambición de unos pocos, por la ceguera ideológica, el sucio manejo de la política en algunas manos, esta historia puede ser distinta, como fue distinta la historia cuando fue concebida María, sin pecado original”, refirió.

Dijo que el mensaje de la Virgen María, es justamente lo novedoso entre lo imposible. “El sentimiento de alegría de esta fiesta de la virgen va acompañado también de un sentimiento de rebeldía espiritual ante el mal, de no resignación ante la maldad que destruye al ser humano”, explicó.