Denis José García
Familiares de los tres campesinos asesinados el 6 de noviembre del 2016 en la comarca La Magdalena, a 12 kilómetros del poblado del municipio de Ciudad Antigua, en el departamento de Nueva Segovia, depositaron este martes ofrendas florales en el cementerio municipal para recordar sus muertes.
José Nahúm Mendoza Arriola, Margarito Mendoza Sevilla y Armando López se habrían alzado en armas en contra del régimen de Daniel Ortega, y fueron encontrados muertos en un cerro con signos de torturas. Presentaban fracturas y laceraciones en algunas partes de sus cuerpos. Se presume que las heridas habrían sido causadas con arma filosa.
Al lugar donde fueron encontrados solo llegaron familiares cercanos a depositar las ofrendas florales en las tres cruces y después se trasladaron al cementerio municipal del poblado donde están las sepulturas porque existía el temor de la presencia de grupos paramilitares que operan en la zona.
“La verdad es que quisimos evitar que se presentaran los paramilitares, porque apenas ven aglomeración de gente y ya llegan armados y encapuchados en esas camionetas para intimidar o secuestrar a cualquier ciudadano que consideran es enemigo del gobierno”, dijo uno de los familiares que omitió su nombre para evitar ser objeto de represalias.
El alcalde opositor del municipio, Luis Arturo Mairena Orellana, había anunciado que este día se develaría un monumento dedicado, por los excombatientes de la extinta contrarrevolución, a recordar a José Nahúm, Margarito y Armando, el cual estaría ubicado en el interior del parque central de Ciudad Antigua, lugar donde fue construido el monumento a los fallecidos de la exresistencia nicaragüense caídos en combate en la década de los años 80.
Pero por la misma situación de inseguridad, por la actual crisis sociopolítica que se vive en el país, decidieron no realizar ninguna actividad que generara la presencia de paramilitares asalariados del gobierno en el parque del poblado de Ciudad Antigua.
Los tres campesino fueron asesinados en el marco de las elecciones generales del 2016, en que Daniel Ortega y Rosario Murillo llegaron al poder nuevamente bajo el manto del fraude electoral facilitado por los magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE) de Nicaragua.
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