Miles de centroamericanos que viajan en una enorme caravana forzaron una verja en la frontera de Guatemala con México y entraron a territorio mexicano el viernes, desafiando los ruegos de las autoridades mexicanas de que fuera un proceso ordenado y las amenazas del presidente Donald Trump.
Al llegar al lado mexicano de un puente fronterizo, fueron recibidos por una falange de policías con escudos antimotines. Unos 50 lograron abriese paso antes que los policías empezaran a usar gas pimienta y el resto se retiró.
Las puertas de la verja se cerraron otra vez y un oficial federal con un altoparlante se dirigió a los migrantes y dijo: “Hace falta que detengan la agresión”.
Con banderas hondureñas y sombrillas para protegerse del sol, los migrantes llegaron horas antes al lado guatemalteco del lodoso río Suchiate, que divide al país de México, demandando ruidosamente que los dejaran entrar.
Numerosos hombres jóvenes empezaron a tratar de forzar la verja, hasta que finalmente lograron derribarla, y hombres, mujeres y niños se apresuraron a llegar al puente fronterizo cerca del lugar.
Edwin Santos, de San Pedro Sula, fue uno de los primeros en pasar junto a las fuerzas policiales guatemaltecas, llevando de la mano a su padre y a su esposa.
“¡Nos dirigimos a Estados Unidos!”, gritó eufóricamente. “¡Nadie nos va a parar!”
Los primeros integrantes de la caravana de 3,000 migrantes comenzaron a llegar el jueves en autobuses y camiones al poblado fronterizo guatemalteco de Tecún Umán, pero el grueso del grupo llegó lentamente al lugar a pie en medio de un fuerte aguacero a finales de la tarde y principios de la noche.
El Nuevo Herald
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