Desde hace 40 años, cuando día a día crecía la presión exigiendo la salida del entonces presidente Anastasio Somoza, las calles de Nicaragua no habían sido testigos de una ola de protestas y manifestaciones como las que sacuden al país desde abril pasado. Y, según analistas, de no encontrarse una pronta salida a la crisis, la economía nicaragüense también podría registrar un retroceso no visto desde hace cuatro décadas.
A finales de mayo, cuando las protestas llevaban poco más de un mes, el Banco Central de Nicaragua (BCN) se vio forzado a revisar este crecimiento a la baja, situándolo entre un 3% y 3,5%. Y el jueves pasado su presidente, Ovidio Reyes,tuvo que volver a reducir las proyecciones, hasta nada más un 1%.
Efectivamente, en un reporte divulgado el miércoles, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), estima que la economía nicaragüense ya no crecerá este año, sino que se contraerá en un 0,03%.
Y eso únicamente en caso de que se llegue relativamente rápido a una solución negociada del conflicto.
“Como hemos visto a un gobierno en el diálogo nacional con poca voluntad hacia la solución de los problemas, nos inclinamos más por el escenario en el que el conflicto va a tomar más tiempo”, le dice Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de Funides, a BBC Mundo.
“De no encontrarse una solución a la crisis política que vive el país en el curso de este año se pasa a una proyección de una contracción de la economía de 5,6%”, advierte.
Bajo este escenario, los sectores más afectados son el comercio, el turismo y la construcción.
“Se perderían unos 215.000 empleos”, explica Chamorro.
Y, según el economista, con esta caída de 9 puntos porcentuales, Nicaragua pasará de ser la tercera economía de América Latina que más iba a crecer a convertirse en la penúltima.
“Solamente Venezuela tendría resultados peores”, apunta.
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