Los líderes del Grupo de los Siete países más ricos del mundo presionarán el viernes al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que levante gravámenes al acero y aluminio que temen pueda desatar una guerra comercial.
La confrontación amenaza con quebrar un cuerpo que tradicionalmente durante sus 43 años de historia ha buscado encontrar consensos sobre la economía y otros temas.
Trump, cuyos colaboradores dicen que tiene poco interés en el multilateralismo, reanudó su diatriba contra Canadá el viernes por la mañana y parecía preparado para retirarse antes de las conversaciones sin un acuerdo consensuado entre los siete países.
“Esperando arreglar Acuerdos Comerciales injustos con los países del G-7. Si eso no pasa, salimos aún mejor!”, dijo Trump en Twitter el viernes por la mañana antes de su planeada salida de Washington a Quebec.
Funcionarios admitieron que probablemente el clima sea excepcionalmente tenso.
“Habrá algunos desacuerdos graves sobre muchas cosas”, dijo un funcionario canadiense a periodistas a última hora del jueves.
Aunque Trump dice que los aranceles son necesarios para proteger a la industria de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea los han denunciado como ilegales y están preparando medidas de represalia.
El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió a Trump el jueves en un inusual reproche que los otros seis miembros del G-7 podrían formar su propio grupo si fuera necesario y agregó que “ningún líder es para siempre”.
La primera ministra británica, Theresa May, adoptó un tono más medido, al decir a periodistas que quiere que la Unión Europea sea moderada en su respuesta a los aranceles.
Reuters
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