La fuga de cinco meses del expresidente del Gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont, acabó este domingo cuando fue detenido por la policía alemana. El líder independentista catalán acababa de cruzar en coche la frontera desde Dinamarca. La detención se realiza en aplicación de la euro orden de detención (válida en toda la Unión Europea) cursada contra él por la justicia de España. La policía federal ha confirmado que el arresto de Puigdemont se produjo a las 11.17, hora local, en una gasolinera a 30 kilómetros al sur del límite entre Dinamarca y Alemania. La detención acaba con la fuga del rostro más conocido del independentismo catalán y complica su horizonte penal, pues Alemania da una consideración los delitos de los que se le acusa de forma parecida a España.
España había pedido la detención de Puigdemont por graves delitos como rebelión, sedición, malversación, prevaricación y desobediencia, relacionados con el referéndum ilegal de independencia realizado el pasado 1 de octubre y la declaración unilateral de independencia que aprobó el Parlamento catalán el 27 de octubre. Puigdemont huyó a Bélgica el 29 de octubre y se encontraba desde entonces prófugo de la justicia española.
Tras conocerse la detención, miles de personas salieron a las calles de Barcelona a protestar en solidaridad con el expresidente y contra la justicia española. Los manifestantes trataron de llegar a la sede de la Delegación del Gobierno (sede del Gobierno español en Cataluña). La policía antidisturbios catalana cargó contra la marcha disparó salvas apara evitar que rebasaran el cordón policial. Otras manifestaciones estaban convocadas ante la sede de la Unión Europea en Barcelona y el Consulado de Alemania en la ciudad.
El Código Penal de Alemania, uno de los países con los que España tiene una cooperación judicial más activa, contempla penas que van desde los diez años de prisión a la cadena perpetua para un delito de “alta traición”, muy similar al delito de rebelión español. Es una diferencia clave con Bélgica, el país donde estuvo residiendo Puigdemont desde su huida. La traslación de los delitos que se le imputan a Puigdemont a la legislación belga es más confusa, lo que daba cierta cobertura legal al expresidente.
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