León XIV al iniciar su pontificado llamó este domingo 18 de mayo a “construir un mundo donde reine la paz”. También llamó a construir una iglesia que se mantenga unida que actúe como “fermento para un mundo reconciliado” y además denunció “un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”.
Lo anterior lo expresó en el desarrollo de la misa solemne en la que inicia de manera oficial el pontificado de León XIV, contando con la presencia de más de 200 mil fieles católicos y además líderes del mundo.
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En la ceremonia en la Plaza de San Pedro el pontífice expresó: “Quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”. El Papa también hizo el llamado a “construir un mundo nuevo donde reine la paz”.
En el evento religioso se contó con la presencia de unas 200 delegaciones internacionales, en los que se incluye el vicemandatario de Estados Unidos JD Vance, también el mandatario de Ucrania Volodimir Zelensky varios presidentes de América Latina, donde el Santo Padre recibió los respectivos emblemas papales como el Palio, que se usa sobre los hombros y este luce conjuntamente con la casulla, también le entregó el Anillo del Pescador, el que se estructura de forma especial para cada Vicario de Cristo.
León XIV dijo en su homilía: “Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría”.
El papa nacido en Chicago y nacionalizado peruano lamentó: “En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”.
El pontífice en parte de la homilía que pronunció en la misa del inicio de su papado, agregó “Nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!”.