Cómo agradarle más a los demás

COMENTARIOS CORTOS Y ÚTILES 

Vístete bien sin importar la ocasión. Es verdad que el hábito no hace al monje, pero una persona vestida con ropa limpia y debidamente arreglada va a ser más apreciada que una sucia y desaliñada.

Cuando estés sentado y alguien venga a saludarte, levántate. Es de muy mala educación y una grosería quedarte sentado. Pero hay excepciones. Si eres mujer y viene un caballero, dependerá de si es una persona mayor o de un rango que amerite respeto para que te levantes.

Comenta siempre las cosas buenas, no las guardes en el corazón. Mucha gente habla de cosas malas, tristes o preocupantes. Tú trata más bien de poner algo bonito en la conversación.

Si hablas por teléfono y vas a poner el espíquer o altavoz informa primero a la persona con quien hablas. Obviamente, esa persona querrá saber quién oirá lo que diga.

A veces pedimos delíveris o entregas a domicilio de comida o medicamentos. Ofrécele un vaso de agua fresca al repartidor. Es alguien que se gana la vida muy duramente bajo el sol y la lluvia, estará muy cansado, y probablemente tendrá sed. Te lo va a agradecer.

Abre siempre la puerta a la persona que viene detrás de ti. No importa si es un hombre o una mujer.

Deja de llegar tarde, es muy molesto, incómodo e incluso irritante tener que estar esperando a alguien, y peor si su costumbre es llegar siempre tarde.

Cuando alguien empiece a hablar de sus asuntos, no empieces tu a hablar de los tuyos. El mensaje que dejas es que no te importa nadie más que tu persona y eso es odioso, egoísta. Aprende primero a escuchar.

Nunca le preguntes a una persona tímida qué le pasa ni le preguntes por qué no hablas más. Solo los hace sentir más incómodos.

Cuando visites la casa de alguien, lleva algo: una repostería, unas golosinas, una bebida, unas flores, lo que puedas, pero a una visita no llegues con las manos vacías. Claro que esto no es para las visitas de confianza y frecuentes.

Cuando abras un regalo, solo di gracias. No digas: “¡Es demasiado caro!” Decir eso o alabarlo excesivamente hace sentirse mal al que te está regalando. No comentes demasiado sobre el regalo, basta con decir: “Gracias, está muy lindo, me encanta.” ¡Y punto, no digas nada más! Y si no te gusta, disimúlalo y también dí: “Gracias, está bonito”.

Ser creyente de una religión o de ninguna, tener una opción política determinada, o ser vegetariano o no vegetariano son elecciones libres de cada cual y debemos respetarlas. No le preguntes a nadie por sus opciones personales, excepto si te interesa conocer más de ese tema con sinceridad, no con afán de criticarlo.

No le expreses simpatía, atracción o admiración a nadie en público. Esto avergonzará a la persona y la expone a que se rían de ella.

Y finalizo con un consejo que debemos practicar casi todos, porque es un defecto horrible y casi todo el mundo lo hace: No mires tu teléfono cuando otros te están hablando. Aprende a apartarte más de tu celular.

Adolfo Miranda Sáenz

https://adolfomirandasaenz.blogspot.com

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