La urbanidad

COMENTARIOS CORTOS Y ÚTILES 

El término urbanidad es equivalente a buena educación, civismo, cortesía o buenas maneras de actuar en el trato con las otras personas. Urbanidad es actuar con cortesía y con buenos modales.

La palabra “urbanidad” viene directamente de la palabra latina urbanitas, que entre los antiguos romanos expresaba el espíritu de la ciudad – la urbe – que era lo opuesto a rusticitas, de la cual procede el nombre de rústico, para expresar el espíritu y las maneras poco educadas de otros que no sabían convivir en la urbe, o sea en la ciudad.

El diccionario de la Real Academia Española nos dice que urbanidad es actuar con cortesía, de manera comedida, con atención y buenos modales. Y lo contrario es con falta de cortesía, de manera desproporcionada, sin poner atención y con malos modales. 

Hubo un tiempo en que en nuestras escuelas y colegios era obligatorio estudiar y aprobar las materias de Moral y Cívica, que implicaban el aprendizaje de conducirse con ética, respeto, compostura, urbanidad y compromiso con la patria y con la sociedad. Eso ayudó a formar a muchos varones y mujeres de bien y sería deseable que su estudio se vuelva a incluir metódicamente en la formación de nuestros niños y jóvenes.

En todo caso, dentro de las aulas los maestros deben enseñar urbanidad a través de la educación en valores como, por ejemplo, la honestidad, el respeto a los demás, la cortesía, la educación vial, la educación para la salud, buenos hábitos de higiene, educación sexual apropiada a la edad de los alumnos y respetando las normas morales propias de sus padres y de nuestra sociedad.

Pero no solo son los valores la única línea de trabajo para ir desarrollando la urbanidad en nuestro alumnado. Hay que enseñarle a los niños y jóvenes cómo vivir correctamente en sociedad, comprender la realidad social del mundo en que vivimos y ejercer sus derechos sabiendo cumplir con sus deberes.

Enseñarles a ceder su asiento a las personas mayores, a las personas discapacitadas o a las señoras embarazadas; no tirar basura en la calle; comer decentemente usando los cubiertos y no hablar con la boca llena, no escupir en público, no decir palabras vulgares ni hablar a gritos, pedir las cosas “por favor” y recibirlas diciendo “gracias”. Estas cosas sencillas van a ir formando a una persona con urbanidad y las deben enseñar los maestros a sus alumnos, pero también, y, sobre todo, deben enseñárselas los padres a sus hijos. Pero ambos educadores —padres y maestros— deben enseñarlas también con el ejemplo.

Es necesario enseñar acciones que cuiden nuestro entorno, la Casa Común, como la ha denominado el Papa Francisco. Algunos ejemplos pueden ser: depositar la basura en los recipientes destinados para eso, tener los espacios donde vivimos, estudiamos o realizamos nuestras actividades aseados y limpios, tirar las mascarillas o tapabocas en el lugar adecuado, no en la calle, ni dejarlas en lugares que luego van a utilizar otras personas. También es necesario cuidar los espacios públicos, como serían los buses colectivos, las paradas de buses, los templos o las salas de cine.

En cuanto a las redes sociales, hay que enseñarle a los muchachos y a las muchachas a ser muy responsables en los comentarios que hacen en ellas y no tolerar de ningún modo aquellos comentarios que caigan en la vulgaridad, en la morbosidad, así como los que humillan a personas, favorecen el búling, denigran a alguna persona o promueven críticas destructivas o comentarios fuertes e injustos. Es de fundamental importancia que nuestra juventud crezca con respeto hacia las demás personas.

Si padres y maestros toman en serio la enseñanza de la urbanidad tendremos una sociedad más sana, más educada y muy grata para convivir en ella. Hoy los extranjeros que nos visitan hablan muy bien del nicaragüense como una persona amable y hospitalaria. Qué bueno sería que también agregaran que los nicaragüenses, además de amables y hospitalarios, somos personas muy bien educadas. 

Adolfo miranda Sáenz

https://adolfomirandasaenz.blogspot.com/

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