Tras el asesinato de Ismail Haniya, líder político de la milicia palestina Hamás, la semana pasada en Teherán, las autoridades iraníes han declarado que la venganza es “inevitable”, sin importar las consecuencias.
La Guardia Revolucionaria de Irán ha advertido que, con actos como este, Israel “está cavando su tumba”. El general Hosein Salami, comandante en jefe de la Guardia, afirmó que Israel “no podrá prolongar su supervivencia” con acciones como el asesinato de Haniya.
Ante ello, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ha ordenado al ejército prepararse para “todas las opciones” ante un posible ataque iraní en represalia por la muerte de Haniya.
Durante una visita al mando de la Fuerza Aérea en Tel Aviv, Gallant enfatizó la necesidad de estar listos para “todos los escenarios posibles”.
Los servicios de inteligencia de Israel y EE UU consideran que el ataque es inminente, aunque Teherán podría prolongar la incertidumbre. Aerolíneas como Iberia y Air Europa han cancelado sus rutas hacia Tel Aviv y Beirut. Washington ha reforzado su presencia militar en la región y ha reafirmado su apoyo a Israel en caso de conflicto.
Medios internacionales indicaron que el posible ataque de Irán incluye bases militares y puntos estratégicos en el norte del país, aunque Tel Aviv también podría ser un objetivo.
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