Cuando tu mujer envejece

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Si eres un hombre mayor, quizá como muchos hombres mayores, que ya tienen muchas horas de vuelo en la vida, miras a tu mujer… y notas en su cara, en su cuerpo, el paso del tiempo. Ya no tiene la figura esbelta y ágil que tanto te atrae de ella; su rostro tiene arrugas, su cabello está marchitándose. Ahora ya no te gusta tanto su aspecto físico como antes, ¿verdad? Ahora ves a mujeres más jóvenes y te llaman la atención. Déjame decirte algo, amigo:

Es cierto que otras mujeres ahora tienen juventud y lozanía. Así como tu mujer las tuvo un día, y seguramente fue más bonita que muchos jóvenes de hoy. ¿Sabes por qué su cuerpo, su rostro y su cabello cambiaron?

Porque esta mujer, tu mujer, tomó la decisión de sacrificarse y desgastar su físico y su vida misma, por la dicha y la valentía de ser esposa y madre. Y de hacerte a ti un gran papá.

Tal vez perdió parte de su belleza física, pero, ¿sabes que te dio a cambio?

El amor de tus hijos que gracias a ella tienes. Y el amor de esposa que tú por años has recibido. Te ha querido, te ha consentido, te ha cuidado, te ha soportado todos tus defectos y errores. Porque te ha amado y te ama.

No podemos cerrar los ojos y dejar de notar y apreciar sanamente la belleza que otras mujeres tienen. Como puedes ver un bello paisaje, un lindo atardecer o una hermosa flor. Lo malo es la mirada lujuriosa, sucia, y peor aún, insinuante y vulgar.

Pero, sobre todo, aprende a ver con los ojos de tu corazón la belleza interior que resplandece en tu esposa, con un resplandor mayor que cualquier belleza física.

Ella ha sido luz en tu vida y en la de tus hijos, aunque como una vela se va consumiendo, así ella se va desgastando dándole su vida a su familia. Pero a medida que se desgasta su físico resplandece más su belleza interior.

Quiérela, consiéntela, cuídala, protégela, ámala, porque ella no te ama a ti porque tú eres un príncipe azul. Tú tampoco eres el joven con quien ella decidió compartir su vida hace tiempo. Tú también te envejeces, pero ella te ama porque considera que tú eres el mejor hombre, el que decidió tener a su lado para compartir su vida.

Mucho de lo que los jóvenes creen que es amor, es sólo atracción física. Después, con el tiempo, se conoce mejor el verdadero amor y se aprecian las cualidades más valiosas y la belleza interna de la mujer. Y aprendemos a amarlas compartiendo sacrificios y lágrimas, triunfos y alegrías, dolores y enfermedades, problemas y momentos de gran felicidad. Apoyándose mutuamente.

Cuando todos se marchan… ella es la que se queda a tu lado… siempre presente, siempre fiel… siempre tu mujer amándote tal como eres. Ámala tal como ella es, o, mejor dicho, ámala más ahora, por lo que ahora es.

Y tú, mujer maravillosa, no te sientas menos bella por tus años, porque cada cambio físico en tu persona es una nueva condecoración que te da la vida por tu abnegación, tus sacrificios, tu heroísmo. Quien no te aprecie así, será un pobre diablo que no vale nada.

Adolfo Miranda Sáenz

https://adolfomirandasaenz.blogspot.com

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