Irán ejecutó este viernes a tres presos condenados a muerte por el asesinato de tres miembros de las fuerzas de seguridad en noviembre durante las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini, lo que eleva a siete el número de manifestantes ahorcados.
Saleh Mirhashmi, Majid Kazemi y Saeed Yaqoubi fueron ejecutados esta mañana en la ciudad de Isfahan, en el centro del país, por la muerte de un policía y dos miembros de la milicia islámica basiji, informó Mizan, agencia del Poder Judicial.
Los tres presos habían sido condenados a muerte por el cargo de “enemistad con Dios” (moharebeh) en un juicio que duró cuatro días y en el que se usaron confesiones forzadas, denunció Amnistía Internacional (AI).
Kazemi afirmó en una conversación telefónica grabada con su novia que había sido forzado a confesar los crímenes de los que se lo acusaba después de que los interrogadores lo torturarán, simularan su ejecución en repetidas ocasiones y amenazaran con matar a su hermano.
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