Según las primeras investigaciones, a algunas víctimas del ayuno extremo de miembros de una secta en Kenia les fueron extirpados órganos, así lo informó el investigador jefe Martin Munene en una declaración en la que se remitió a las autopsias realizadas hasta el momento.
En un comunicado presentado el lunes ante el tribunal competente de Nairobi, Munene asume que hubo un tráfico de órganos organizado en el que estaban involucrados varios actores.
Fosas comunes de presuntos seguidores de la secta cristiana Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas fueron descubiertas el mes pasado en una zona boscosa cerca de la ciudad costera de Malindi.
Hasta el momento se han exhumado 112 cadáveres, pero la búsqueda de más víctimas debía reanudarse el martes tras un parón obligado por el mal tiempo.
Las investigaciones anteriores, apunta que la mayoría de las víctimas murieron de hambre a instancias del líder de la secta, Paul Nthenge Mackenzie, en un ayuno extremo “para encontrarse con Jesús y según el patólogo jefe Johansen Oduor, algunas víctimas también fueron estranguladas, golpeadas hasta la muerte o asfixiadas. Había varios niños entre ellos.
Mackenzie fue arrestado y el predicador de televisión Ezekiel Odero, quien también fue arrestado en relación con la “Masacre en el bosque de Shakahola”, fue liberado la semana pasada bajo fianza de 1,5 millones de chelines kenianos (alrededor de 10.000 euros).
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